ODA A LA BUENA SUEGRA

Si yo hubiera seguido con mi expareja, estaría aquí todas las semanas llenando el foro de suegridramas como este.

Por lo visto, la mujer no me quería ver ni en pintura porque no sabía coser, ni bordar, ni barrer, ni planchar. Al menos me sabía la tabla de multiplicar, pero por lo visto no era suficiente.

Esto no lo digo yo ni me lo he inventado. Tal cual me lo dijo mi exnovio cuando le pregunté qué narices le pasaba a su madre conmigo.

Pero en vez de perder tiempo y energía hablando de alguien que no vale la pena, hoy vengo a alzar mi pluma por las buenas suegras.

Por aquellas suegras que, como la mía, te tratan como a una hija más. Si a mi suegrita le preguntas ahora mismo cuantos hijos tiene, te responde que tiene 3, dos hijos biológicos y una adoptada.

Nunca hace distinciones entre sus hijos y yo. Si tiene seis a repartir, dos para cada uno.

Si hay un cumpleaños, se hace la misma celebración para todos. En Navidad, el mismo presupuesto para regalos para todo el mundo.

Cuando la conocí, la mujer tenía 70 años, y se puso a aprender español para poder hablar con mis padres cuando vinieran de visita, y para asegurarse de que tanto yo como sus nietos tienen a alguien con quien desahogarse en su idioma natal. Ahora, a sus 78 primaveras, sigue yendo religiosamente a clase todos los martes. ¿Cuántas suegras hacen eso?

El día que me casé con su hijo, le prometió a mi madre que se encargaría de mi en su ausencia, y lo está cumpliendo a rajatabla.

Siempre está ahí para mí, para escucharme, para aconsejarme, protegerme, y nunca para juzgarme.

Incluso si tengo algún problema con mi marido, se que puedo contar con ella, y si tiene que ponerse de mi lado y sacarle los colores por mangurrián, lo hace sin problemas.

Además, es muy prudente con todo, y es algo que me encanta de ella. Y algo que siempre he echado en falta en mi propia madre. Mi suegra sabe que es bienvenida en mi casa cuando quiera, y más desde que hemos tenido hijos, pero siempre llama para preguntar si me viene bien o si prefiero que no vaya.

Si mis padres vienen de visita, no viene a mi casa los dos primeros días, para dejar a mi madre disfrutar de nietos ella sola. Ella sabe que, en el fondo, mis peques la prefieren a ella. No por nada, si no porque a ella la ven a diario y a mis padres 4/5 veces al año y aun son muy pequeños para recordar. De esta manera, lo que quiere es darle a mi madre ese par de días para que los peques se acostumbren a ella, y cuando ella venga no haya tanta preferencia. Para no hacerla sentir mal y que no se sienta desplazada.

Una suegra que, si sabe que estoy mala, se presenta en mi casa con un caldito de pollo pa’ que se me arregle el cuerpo.

Asi me cuida mi suegrita
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Una suegra que, si nos vamos de vacaciones, viene el día antes de que volvamos para traernos la cena, un poco de compra y poner la calefacción si es necesario. Para que estemos cómodos y podamos descansar del viaje.

Y, lo más importante, una suegra que ha cortado lazos con una de sus hermanas por varios comentarios medio racistas que hizo en contra mío.

De verdad os digo que, en los 8 años que hace que la conozco, no puedo echarle absolutamente nada en cara.

Hoy en día, puedo perfectamente decir que yo tengo dos madres: la de toda la vida, y mi bonus mum.

Andrea.