Me paso por aquí para contaros lo que me pasó con mi ex. Yo cada vez alucino más con la gente. El caso es que terminamos nuestra relación poco antes de Navidad. El susodicho es militar y se fue de misión al extranjero, él decía que para juntar dinero y podernos casar cuanto antes. Pero no sé que pasó por su mente, o, mejor dicho, quien pasó por su entre pierna, no llevaba ni un mes en la misión cuando una noche, en vez de conectarse al WhatsApp por videollamada, me envió un mensaje de texto terminando nuestra relación, según él, que yo no lo entendía y que no le daba su espacio y un montón de mierdas que ahora no vienen al caso. 

Podéis imaginar los siguientes días, trataba de hablar con él, les escribía a sus compañeros, sí, me puse de intensa porque necesitaba una explicación más coherente. Total, que las semanas pasaban y llegó Navidad, las peores de mi vida. Una compañera de trabajo me propuso ir a Alsacia, en Francia y acepté, pues los días que tenía de vacaciones no quería quedarme encerrada en casa llorando por un tío que me había roto el corazón. 

Llegó Nochevieja y me comí las uvas en casa de mis padres, con mis hermanas, cuñados y sobrinos. Estaba deseando que dieran las 12 de la noche para acabar con ese año de mierda, pero lo que más deseaba era meterme en la cama. Cuando cogí el móvil para leer los típicos mensajes de felicitaciones, esos que de paso sea dicho llegan de personas que no te vuelven a escribir hasta el siguiente año, o si les avisa Facebook que es tu cumple, leí un mensaje de mi ex. 

El hijo de su muy querida madre me había escrito un mensaje para felicitarme las fiestas y desearme un feliz año nuevo. Ni siquiera respondí. Un par de meses después, un día al salir del trabajo fui con mi amiga a tomar unas cervezas a un bar que habían abierto nuevo y nos volvimos a encontrar, él estaba con unos amigos, y amigas de la base, venían de maniobras y todavía estaban con la ropa militar. Mi amiga me propuso irnos y acepté, mientras ella pagaba fui al baño y cuando abrí la puerta para marcharme, ahí estaba él. Me pidió que nos vieramos para hablar, su cercanía, la barba de varios días y su intensa mirada me hicieron aceptar, además el corazón se me salía del pecho al sentir su aliento cerca de mis labios. La atracción sexual que había entre los dos se podía respirar en el ambiente. 

Varios días después nos vimos en un restaurante cerca de la sierra, me invitó a comer y estuvimos muy a gusto la verdad. Me contó cómo había sido su experiencia en Letonia y todo por lo que habían pasado, con varias copas de vino me fui relajando y decidimos dar un paseo por el campo para que se bajara el alcohol antes de volver a coger los coches para regresar. 

El caso es que, entre el vino y el suelo irregular, me caí, y él al intentar cogerme él también fue al suelo. Comenzamos a reírnos por la situación, lo que dio pie a un intenso y apasionado beso que nos hizo romper la tensión, y como podéis imaginar, las hojas de los árboles y los tarugos nos sirvieron de colchón. Yo sentía una mezcla de amor y rabia inexplicable. El deseo que sentía por él no hizo que me detuviese, sino al contrario me acomodé a horcajadas entre sus piernas y no paramos hasta que llegamos al clímax. Aun tratando de recuperar el aliento recostada en su pecho entre besos y caricias caí en la cuenta de que había dejado las pastillas anticonceptivas desde que me dejó. La costumbre, supongo. Se llevó las manos a la cabeza porque se había corrido dentro, además, miré la aplicación con la que controlo el periodo y ¡bomba! En mis días fértiles. 

Le pedí que fuéramos a una farmacia a comprar la pastilla del día después, y me quedé muerta cuando me dijo que él no iría, que lo que había pasado era un error y no quería que lo vieran conmigo. Le reclamé el por qué del motivo y me confesó que estaba saliendo con la hija de unos amigos de sus padres y esa relación si le interesaba. En ese momento le juré que para mí estaba muerto, y sí, llamé a mi amiga quien me acompaño a la farmacia a por la pastilla y de paso hablamos de lo sucedido.

Con mi ex jamás hemos vuelto a tener nada, quedar y ni tan siquiera hablar por mensaje. Nos hemos visto a lo lejos, él de la mano de su nueva novia y para mí, es como si fuera un fantasma. 

 

Anónimo

 

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