Mi chico no es el típico que te entra por los ojos, al menos a mí no. A mí me llegó adentro poco a poco, me enamoró a fuego lento y con su personalidad, su sentido del humor y con ese corazón suyo que no le cabe en el pecho. De hecho, nuestra relación empezó al revés de todas las que he tenido antes de él. Para cuando llegamos a la parte física, yo ya era suya a todos los demás niveles. Pero bueno, que no he venido aquí a ponerme ñoña. He venido a contaros que todo mi entorno cree que mi pareja es feo y a mí me la pela. Vamos, me la suda lo más grande.

Soy muy consciente de que mi novio no es guapo. Ni tiene buen físico ni un rostro que entre dentro de lo que se pueda llamar belleza objetiva. Ni siquiera el amor que siento por él ha hecho que le vea guapo, porque no, no lo es. Pero su escaso atractivo físico está cubierto con creces por todo lo demás. Que a mí me gusta y le quiero y eso es lo importante, ¿no?

Así que no entiendo por qué a todo el mundo le ha dado por hacer constar que mi chico no les es bonito de ver. Ajá, muy bien… ¿En serio? ¿Te has dado cuenta? ¿Crees que yo no? ¡Como si no tuviera ojos en la cara! ¿De verdad consideran necesario decírmelo? ¿Creen que no lo veo? No sé en qué momento. Porque de vista voy bastante bien, por si lo dudan. No necesito que nadie venga a informarme de algo que es obvio. Así que me pregunto qué pretenden. ¿Hacerme cambiar de opinión? Lo dudo, ¿no? No. Estoy segura de que la cosa no va por ahí.

Vale que yo fui la primera que informé a mis amigas que el chico que me tenía tontica y que me moría por presentarles era un poco feíllo. Vale que avisé a mis padres y a mi hermana cuando lo llevé a casa la primera vez. Pero no lo hice por vergüenza, ni porque tuviese dudas ni nada así.

Lo hice para ponerles sobre aviso, quizá con la intención inconsciente de que no pasara lo que al final está pasando y todo el mundo me venga a comentar que el pobre de mi chico es feo.

Y es que lo es y me da igual, porque me gusta su forma de ser, sus valores y sus objetivos en la vida. Porque me quiere, me respeta, me hace reír y, en definitiva, me hace muy feliz. Porque no es guapo por fuera, pero fliparían si vieran lo bonito que es por dentro. Y eso sí que es digno de destacar, no sus rasgos o la forma de su cuerpo.

 

Anónimo

 

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