Efectivamente señoras, me he apuntado al gym.

Siempre he dicho que mi cuerpo fue hecho para el confort y para el queso. Para mucho queso.

Pero mira lo que son las cosas de la vida, que me he apuntado el gym. No solo me he apuntado, sino que también estoy yendo 2 veces por semana ¡ALUCINA!

¿Qué crees que ha pasado desde que me he apuntado al gym? Que me he convertido en una traidora. En una gorda traidora que siempre quiso estar delgada y que lleva años ocultando su infelicidad.

Vamos, que si lo llego a saber no digo a nadie que voy a clases de spinning y listo.

En mi grupo de amigas y en mi entorno familiar ya tenían medio asumido que yo era feliz con mi sobrepeso, que era una persona completa y sana. Y no puedo empezar a explicarte la cantidad de tiempo que este concepto tardó en calar.

El caso, que sobre todo en mi entorno familiar, en muchas ocasiones no podían entender cómo aún con sobrepeso estaba feliz, seguía siendo presumida, me gustaba la moda, me veía atractiva y no era una puta acomplejada de mierda.

Mis padres en concreto, se ofrecieron a pagarme endocrinos, dietistas, liposucciones… y yo siempre me negué a todas y cada una de esas ofertas. ¿Por qué?

Muchas personas creen que para poder quererte deberías de cuidarte y adelgazar. ¡Ña! ¡Error! Cuidarse en general, debe ser una consecuencia directa de quererse y no al revés.

Siempre fui consciente de que yo tenía un camino por recorrer, que tenía un crecimiento personal por hacer y que tenía que salir de aquella niebla que me llevaba a tratarme, en ocasiones, de manera un poco destructiva (macarrones a paladas señoras).

Tenía claro que lo primero era sanar mi mente. Antes de adelgazar, apuntarme al gym o lo que fuera, lo primero era establecer esa conexión que va desde mi cerebro hasta mi cuerpo, reconocer lo que veo en el espejo y no sentir asco o vergüenza. Lo cual, si creces en una familia gordofóbica puede ser muy complejo.

Porque señoras, no es por nada, pero cuidar de algo que no quieres o no valoras, es pan para hoy y hambre para mañana. Puedes hacerlo durante un par de meses, pero no se trata de una inversión real en ti misma, se trata de una búsqueda tóxica por encontrar razones para quererte.

El caso, que yo he tenido sobrepeso desde 2015 y en 2017 comencé a cuidar y a controlar mi alimentación para comer de manera más equilibrada. Pasé de tener un sobrepeso de 50kg a tener un sobrepeso de 18kg, adelgacé un montón y empecé a sentirme genial.

Hasta ahora nunca me había planteado apuntarme al gym ¿Por qué? Bueno, me sobran 18kg pero me veo y me siento feliz, estupenda, sexy, arrebatadora…¡ñam!

Y nunca había caído en que, el ejercicio va más allá de un aspecto físico, el ejercicio es necesario para la musculatura y la salud física en general. Desde que me quité de encima esos 32kg, mi familia ha sido muy insistente con que me quite los kilos que aún me sobran. Pero no sé, aunque soy una persona muy sedentaria, yo sigo comiendo de manera equilibrada y realmente siento que no necesito adelgazar más.

Irónicamente, sentirme bien me ha traído por la calle de la amargura. Porque cuando se trata de dietas o salud, todo el mundo tiene mucho que decir, pero nadie realmente se para a escuchar.

Mira chica, desde que perdí esos 32kg he tenido que defender mi decisión de no seguir adelgazando contra viento y marea. Como si se tratara de una lucha de samuráis fanáticos de herbalife. ¿Son cosas mías? porque me da la sensación de que a muchas personas les jode que una gorda se sienta bien.

Y ahora que me he apuntado al gym, esas personas que me decían «Es imposible que te sientas bien contigo misma así» se han dado a ellas mismas la razón con comentarios como «Ya sabía yo que no podías sentirte bien» «¿Por qué has ocultado que no eras feliz con tu cuerpo hasta ahora?» y mil mierdas más.

Parece ser que si estas gorda solo tienes derecho a sentirte de una manera: triste. Y además, parece también, que las gordas sólo tenemos un motivo para apuntarnos al gym: adelgazar para dejar de estar tristes.

No sé tú, pero yo me he apuntado al gym porque por una vez en mi vida, tengo la capacidad y quiero cuidar de mi cuerpo.

Mi cuerpo es la parte de mi persona que me permite experimentar, viajar, vivir y disfrutar de la vida.
Por fin he aprendido a cuidar de mi mente alejándome de personas tóxicas, analizando mis conductas y siendo justa, cariñosa y paciente conmigo misma. Y ahora quiero aprender a cuidar también de mi cuerpo con un poco de ejercicio.

Soy gorda, me he apuntado al gym y eso no quiere decir que sea una infeliz buscando razones para quererse a sí misma. Solo soy una gorda que se quiere y desea cuidar de su salud mental y física.

Decidme que no soy la única a la que le están comiendo la oreja con estas pamplinas.

M.Arbinaga