Cuando éramos niños creíamos en la magia, y tal vez no estábamos del todo equivocados, porque hacer amigos diciendo «me gusta tu castillo de arena», hoy por hoy, es brujería pura y dura. Es inevitable, crecemos, y por el camino empezamos a ignorar a esa vocecita interna que nos dice «salúdale, nada puede salir mal». La buena noticia es que nuestro niño interior nunca muere, la mala es que a veces se pone mustio. ¿Y si intentamos salvar a nuestro mini-yo?

Lo primero que tienes que hacer es dejar de sentirte como una mierda. Ahora mismo piensas que no tienes amigos porque no caerás bien, porque eres un bicho raro o porque la cagarás a la hora de socializar, pero NO ES ASÍ (bueno… Que levante la mano quien no sea un poco bicho raro). Todos –y sí, digo todos–, hemos sentido en algún momento que nuestra vida social está en punto muerto. Seres tímidos y extrovertidos del mundo entero han tenido esos sentimientos al mudarse a una nueva ciudad, al empezar la universidad o el primer día de trabajo. Personas que han estado enfrascadas durante años en relaciones posesivas y, de golpe y porrazo, se preguntan «¿y ahora qué?», o que ven como todos sus amigos encuentran trabajo fuera y se quedan all by themselves. Esos pensamientos de fracaso anticipado no son realistas, es el miedo quien habla, y está en nuestra mano mandarle a tomar por culo.

No estás solo, por muy aislado que se sienta tu corazón, porque hay personas que, sin conocerte, se imaginan compartiendo el silencio con alguien como tú –y todos sabemos que esa es la máxima expresión de la amistad–. Da igual que tengas veinte o cincuenta años, TODOS tenemos el potencial para conocer gente. Vale, sí, habrá a quien no le caigas bien, pero seamos justos, tú también pensarás “ganas de matar aumentando” frente a ciertos personajes. Bueno, venga, también la cagarás a la hora de hacer amiguis alguna que otra vez, ¿a quién no le ha pasado? Por suerte las madres tienen razón, con los años te acabas riendo de esos “tierra trágame”.

Paso 1: ¿Dónde puedo conocer gente?

A la hora de escoger el lugar, lo mejor es recurrir a sitios frecuentados por la misma gente de forma recurrente, como un gimnasio, una cafetería, el foro de una página web, un ciber, etc. Así, apareciendo frecuentemente por ese lugar, tendrás más papeletas de conocer a gente a la que le resultas familiar.

Algo fundamental es que en el lugar que elijas haya personas con aficiones y creencias que te hagan sentir cómodo. No vayas al Santiago Bernabéu a hacer amigos si odias el deporte y ya puestos prefieres al Barça, porque te sentirás como Sonia Monroy en los Oscar.

Si vas a empezar un curso o te han invitado a un cumpleaños/fiesta, un buen truco es llegar quince minutos antes para conocer al resto de asistentes. Si llegas tarde, la gente ya habrá hecho grupos y será más complicado meterte en alguno, además las personas puntuales de corazón como yo te odiaremos con toda nuestra alma.

Ahora que conoces las reglas básicas, es el momento de hablar de los sitios donde surge la magia -además de en el trabajo, la universidad o tu refugio de gatos llamado hogar-.

• ¿Cómo no me voy a reír? Esh una fieshta

Si ya conoces a algunas personas en el trabajo o en la universidad, puedes organizar una fiesta en tu casa. Pide a la gente con la que tienes más confianza que traiga a varios amigos, y así podrás reunir un buen número de personas nuevas. Tampoco nos pasemos, una cosa es ser un anfitrión cojonudo y otra convertir tu casa en el nuevo videoclip de Katy Perry. El tamaño ideal es el de las fiestas de Friends, llenas de gente que no has visto jamás, seis amigos y un camarero.

• Los cursos no son solo para personas mayores que quieren aprender a usar un ordenador

Seguro que hay algún curso que te llama en tu ciudad, ya sea de cocina, de inglés, de pintura, de escritura, de carpintería, de baile o de petanca. Es importante que escojas una disciplina que te guste, porque en el fondo vas a aprender, y de regalo conectarás con personas que comparten tus intereses.

Ten en cuenta que las personas del curso quieren prestar atención -eso no es el instituto ni vosotros sois unos adolescentes en plena efervescencia hormonal-, así que no será raro que tus compañeros estén concentrados durante las clases. Es entonces cuando debes poner en marcha el súper truco de la puntualidad y presentarte en el centro quince minutos antes -y si ves que al acabar la clase se quedan otro cuarto de hora en la puerta comentando la jugada, únete sin remilgos-, así tendrás tiempo para entablar amistad con otros alumnos y conocerles mejor.

• Conoce al vecino amable que pone música para todo el edificio

Bueno, vale, a ese no, pero seguro que en tu bloque hay alguien simpático con el que quedar de vez en cuando. Aunque a primera vista parezca incómodo, no encontrarás un lugar más cerca de tu casa en el que conocer gente. No todos los vecinos son como los de Aquí No Hay Quien Viva, además si tienes suerte puedes cumplir la fantasía de todos los fans de Friends y vivir frente a tus mejores amigos. Los requisitos: ser educado, agradable y presentarte con arte. Escoge un buen momento, como por ejemplo cuando os cruzáis en el descansillo o cuando os encontráis en la calle volviendo a casa. Es mejor no llamar a su puerta sin que te espere porque puedes encontrártelo con un clínex en la mano y música ambiente de fondo. Si sois de edades parecidas o compartís alguna afición, ya tienes la excusa perfecta para invitarle a una caña en tu piso.

• Únete al lado luminoso de la Fuerza para conocer a otros Jedi

Que levante la mano quien no tenga ningún hobby. No veo ninguna, bien, vale. Así es, todos tenemos una afición, ya sea dar patadas a un balón, jugar a videojuegos 24/7, hacer vasijas de cerámica, o debatir sobre si es mejor La Amenaza Fantasma o La Venganza de los Sith. Ahora toca buscar algún grupo o asociación con ese interés, y acudir a las quedadas que hagan. En la mayoría de las ciudades hay instituciones que organizan juegos con fines benéficos, también es pan comido encontrar un equipo de fútbol -profesional o no- en el que jugar, y los ayuntamientos suelen organizar cursos para satisfacer cualquier interés cultural. Si todo esto falla y no encuentras ningún club presencial al que acudir, siempre puedes recurrir a Internet. En Facebook hay grupos de absolutamente todo lo que puedas imaginar, y no olvidemos las webs como WeLoversize que cuentan con un maravilloso foro en el que conocer a personas de todo el mundo (y si os animáis, podéis organizar quedadas).

• El voluntariado, ese gran desconocido

Ahora sí que sí, esto no me lo podéis negar. En todas las ciudades hay como mínimo una asociación sin ánimo de lucro donde podéis colaborar. Ya sea paseando o haciendo compañía a los animales de un refugio, acompañando a personas mayores que se sienten solas, o dando clases a inmigrantes que no hablan español, por poner varios ejemplos. En realidad los tipos de voluntariado son incontables, y encontrarás a personas con valores envidiables, dispuestas a ayudar y que disfrutan conociendo gente nueva, además contribuirás a hacer del mundo un lugar mejor.

Como dice la canción de Love of Lesbian, “quizás no importa el sitio y eso está de más” -me ha salido la vena de modernita-. A lo que me refiero es que el sitio es lo de menos, puedes conocer personas interesantes hasta en la cola del baño de una discoteca. Lo único que necesitas es ser abierto y tomar la iniciativa. ¿Te animas?