Hoy voy a despotricar, como de costumbre ¡qué cojones! Y lotería, lotería… El premio de hoy va para los INGENIEROS EN CRIANZA DE NIÑES AJENES. Si, personas, con e. Por la inclusividad y eso. A quien le ofenda que no siga leyendo porque van a venir dobladas.

Ya hemos hablado de esto: La crianza es una jodienda en muchos aspectos. Pero se convierte en un suplicio cuando personas que no conocemos o que su opinión nos importa lo mismo que una montaña de mierda se creen con el poder de darnos consejos. Así con todo el coño gordo, gratis y si quiera haberlos pedido.

Una escena en concreto en la que me quedé sin poder creérmelo fue cuando mi hijo tendría unos dos o tres meses. Os pongo en situación: Plena temperatura veraniega. Tanto mi marido como yo íbamos con pantalones y camiseta corta y siempre habíamos leído que “debíamos poner más o menos la misma cantidad de ropa a nuestros hijos, ni mucho ni poco” y en caso que fuéramos sufridores llevarnos una muselina para cubrirlo si hacía viento. Además de mesurar su temperatura tocándole la barriga (ni las manos, ni los pies: la barriga). Así que he aquí mi yo primerizo sudando como una jabata para sacar al niño de la silla del coche y meterlo en su carrito (y taparlo) cuando una señora sin venir a cuento y sin dejarnos hablar a nosotros nos suelta (las mayúsculas soy yo chillando en mi cerebro porque total la tía no me dejó ni hablar):

  • Oh, pero que niña tan bonita” (¡ES UN NIÑO SEÑORA) “¿Qué tiene? ¿Unos dos meses ya, no? Es muy pequeña, deberíais taparla un poco más…. ¿Primerizos, verdad?”. (PRIMERA SERÁ LA HOSTIA QUE TE VA A CAER. SI TIENES FRÍO COGES EL PALO QUE TIENES EN EL CULO  Y LO MUEVES; A VER SI ASÍ ENTRAS EN CALOR).

Cualquier madre que veáis asentir y sonreír ante un comentario/consejo/información no solicitada probablemente esté haciendo lo que yo: Cagarse en todo en silencio porque es una situación tan recurrente que al final te conviertes en una experta en hacer oídos sordos y esbozar una sonrisa falsa a modo de supervivencia. A unas se les da mejor y a otras peor. Pero todas nos pasamos la mayoría de vuestros consejos por el arco de triunfo.

 

Los consejos no pedidos sobre crianza que te puedes meter por el ojete

Hablando de esto con otras mamás me han contado las suyas, aquí voy a recoger las que considero que son las más graciosas:

La mejor de todas por excelencia de esta última década es: el pelo y los pendientes. ¿Ya sabéis por donde voy, no? “Si se lo cortas le crecerá más fuerte”, “¡Ah, es un niño! Claro, como tiene el pelo largo…” y lo mismo con “¿Una niña? ¿Eres de las que no le pone pendientes?” Bueno, no voy a entrar en debate. Si una familia decide no ponerle pendientes a la niña sus motivos tendrá y no somos nadie para cuestionarlo. Lo mismo con los peinados y los cortes de cabello.

Otra sería estar a escasos veinte o cincuenta centímetros de tu bebé y que otro adulto aparezca en pleno ataque de ansiedad para avisarte “¡Cuidado! ¡Se está comiendo *insertar cualquier objeto no altamente peligroso ni punzante*!”… Atentos a la siguiente información relevante que a lo mejor os viene de nuevo: Los bebés se llevan las cosas a la boca porque es su forma de entrar en contacto con el mundo exterior, de conocer un objeto y explorar sus posibilidades. Su lengua vendría a ser como los bigotes de los gatos. Así que mientras no corte ni se pueda atragantar, dejadles. Están aprendiendo.

Esta última puede suceder en cualquier momento del espacio-tiempo a lo largo de la existencia. Tú estás tan tranquila creyendo que lo tienes todo controlado y oyes a alguien gritar “¡Cuidado, cuidado! ¡Pero mira, que se puede caer! Ok, os explico también: Las madres conocen a sus bebés y sus posibilidades además de estar atentas aunque no lo parezca (se llama instinto natural) y es muy importante dejar que sean las mismas criaturas quienes pongan límites a sus capacidades: que prueben, que aprendan a caerse sin hacerse daño y puedan prevenir las consecuencias de sus actos.

Obviamente no les dejaremos tirarse por un precipicio. O tragarse una colilla. O llevarse un clavo oxidado a la boca. No somos gilipollas. Que sí, que la mayor parte del tiempo no sabemos muy bien lo que hacemos pero lo hacemos como mejor podemos o con la mejor intención. Y si no os hemos preguntado será por algo. Así que dejadnos tranquilas.

Moreiona