Marcos y Lucía: capítulo 9

Inicio Foros Querido Diario Relatos Marcos y Lucía: capítulo 9


  • Autor
    Entradas
  • Moetsi
    Invitado
    Moetsi on #204973

    EN EL CAPÍTULO ANTERIOR:
    ¿Qué es lo que tú quieres Lucía? Es lo único que necesito saber.
    Había llegado el momento, era ahora o nunca.
    O se lo decía claramente o perdería mi oportunidad con él.

    -Quiero lo mismo que tú.

    Marcos me miró esperando que dijese algo más, pero no lo hice.

    -¿Ya está? ¿Eso es todo?
    -Si, ya está.
    -¿Sin dudas, sin condiciones?
    -No es una condición, pero hay una cosa que quiero pedirte. Sabes que llegar hasta aquí contigo para mí ha sido un proceso largo, aún estoy en ello y no puedo prometerte que vaya a ser perfecto, cometeremos errores, y necesitaré que tengas paciencia conmigo algunas veces, sé que ya has tenido mucha, solo te pido que no la pierdas.
    -No lo haré.
    -Y sé que necesitas escucharlo, así que quiero añadir una cosa más, confío en ti y por mi parte, prometo hacer lo posible porque esto salga bien.
    -Es más que suficiente para mí.

    Marcos se inclinó para besarme, me abrazó como si fuera la primera vez que lo hacía y sentí que entre sus brazos estaba en el lugar más seguro del mundo.

    -¿Sabes que mi padre me amenazó la otra noche?

    No pude evitar reir mientras asentía.

    -Te lo ha contado ¿verdad? Me dijo que había hablado contigo, así que ahora tengo doble presión, no puedo decepcionarte a ti ni tampoco a él, le hice una promesa y si no la cumplo va a matarme. Empiezo a pensar que te quiere más que a mí.

    Cuando terminamos de tomar el café nos trasladamos al salón.
    Marcos cogió el portátil para enseñarme unas cuantas academias que había visitado con Alberto, nos descalzamos y nos sentamos en el sofá y así pasamos un buen rato entretenidos, conversando sobre las oposiciones para la policía.
    Estábamos a finales de febrero y en octubre tenía la primera oportunidad de presentarse a las pruebas, aún le quedaban 8 meses pero sabía que sería duro y tenía que empezar cuanto antes para poder prepararse a fondo.

    Por cierto- dijo- escuché esta mañana las canciones del mp3 y me sorprendió la de Fito.
    -Esa no la escuchaste conmigo, lo hice sola después de aquel beso que me obligaste a pedirte.
    -¡No te obligué! Ya sabes por qué lo hice. Y ha funcionado- dijo con burla.
    -Lo hiciste porque te gusta tener el control, pero no te equivoques conmigo, no siempre soy tan buena ni tan sumisa como parezco, hay muchas versiones de mí que aún no conoces.
    -Estoy deseando hacerlo.

    Un comentario aparentemente inocente nos bastó para iniciar un juego que mantuvimos toda la tarde, y los dos sabíamos cuál era la única forma de terminarlo.
    Al principio no eran cosas muy evidentes, gestos, algún roce, miradas, estaba claro que algo estaba pasando entre nosotros y poco a poco nuestras palabras se llenaron de dobles intenciones y de provocaciones cada vez más directas.

    -Eso no estaba ahí la última vez que estuve en tu casa- dijo señalando una figura de cerámica que había junto al tocadiscos- ¿Qué es?
    -Es Afrodita, bueno, o al menos mi versión de ella.

    Se levantó para observar aquella figura.

    -¿Esto lo has hecho tu?- dijo sorprendido.
    -Si, se me dan bien los trabajos manuales.

    Marcos me miró de reojo y vi como sonreía con cierta picardía.

    -Me refiero a que me gustan las manualidades- dije intentando aclarar aquel comentario- cuando tengo tiempo a veces me entretengo modelando esas figuritas.

    Decidió poner el tocadiscos y escuchar algunos de los vinilos que mi madre me había regalado.
    Muchos de ellos eran antiguos, algunos grupos ni siquiera los conocíamos, pero otros seguían estando de actualidad.
    En aquella pequeña colección había discos de Queen, Los Ramones, Nino bravo, Rubén Blades, Jeannete o Paco de Lucía.

    -Tu madre tenía un gusto muy variado.
    -Si, supongo que en eso nos parecemos. Si miras mis discos, puedes encontrar desde Michael Bublé hasta Chris Brown pasando por Bon Jovi, La Oreja de Van Gogh, Lady Gaga, Mark Anthony o Eminem.
    -¿Sabes una cosa? Yo también tengo una canción que me hace pensar en ti, aunque no sé si quiero que la escuches.
    -Yo te he dejado mirar todos mis discos, conoces muchas de mis canciones favoritas y llevas en tu mp3 todas las que me recuerdan a ti, para mí eso es casi como dejarte leer mi diario, tú deberías compartirlo también conmigo. Si te da vergüenza puedo girarme mientras la escuchamos- dije riendo.
    -Yo no tengo vergüenza.
    -¡Oh, no hace falta que lo jures!

    Ya estaba oscureciendo, aunque no eran más de las 7 de la tarde, la hora perfecta para un aperitivo, así que me levanté a por unas cervezas y algo de picar.
    Estaba de espaldas a él sacando la bebida de la nevera cuando empezó a sonar la música.
    Conocía aquella canción, era de Los Ronaldos.

    Llevas años enredada en mis manos, en mi pelo, en mi cabeza
    y no puedo más, no puedo más.
    Debería estar cansado de tus manos, de tu pelo, de tus rarezas, pero quiero más, yo quiero más.
    No puedo vivir sin ti, no hay manera.
    No puedo estar sin ti, no hay manera.

    -¿Así que crees que soy rara?- bromeé.
    -¿En serio es con lo único que te has quedado? Porque dice mucho más que eso.

    Regresé al sofá y me senté a su lado.

    -Lo sé, solo bromeaba y también sé, aunque no lo reconozcas, que en el fondo te ha costado un poquito compartir esa canción conmigo así que gracias por hacerlo, significa mucho para mí.

    Me rodeó con su brazo acercándome a él y me besó en la mejilla.

    -¿Y eso por qué?- pregunté.
    -¿Necesito una razón para besarte?
    -No, supongo que no- sonreí.

    Guardé aquella canción en mi carpeta de favoritas y compartimos unos minutos en silencio, escuchándola de nuevo.

    -Hace tiempo que no leemos juntos, y no deberíamos perder esa costumbre.
    -El próximo día que nos veamos en el bar podemos empezar con el libro que te regalaron las chicas ayer.
    -O podemos empezar algo hoy.
    -Ya sabes qué tipo de libros tengo en mi casa, no creo que te apetezca mucho una novela romántica.
    -No, pero tenemos esto.

    Junto al sofá tenía una pequeña mesa auxiliar y allí junto a mi móvil, un paquete de Kleenex y un par de tickets de la compra, estaba la libreta rosa.
    Marcos estiró el brazo pasando por encima de mí para poder cogerla.

    -¿Puedo leerla?
    -No, Marcos, la libreta no.

    Intenté quitársela, pero era más rápido que yo.

    -Antes has dicho que compartir tus canciones conmigo era casi como dejarme leer tu diario ¿qué diferencia hay?
    -Mucha, esas canciones no las he escrito yo.
    -¡Venga Lucía, solo un poquito! Me muero por saber qué has escrito sobre mí ¿tan malo es?

    En realidad era todo lo contrario, no había vuelto a utilizarla y lo único que podía encontrar si la leía, eran todas las cosas que me atraían de él, pero me daba mucha vergüenza que leyese aquello.
    Conseguí quitársela y me aparté lo más rápido que pude, pero no iba a darse por vencido tan fácilmente, seguimos forcejeando entre risas y Marcos terminó tumbado sobre mi cuerpo mientras intentaba quitarme la libreta de las manos.
    Los dos desistimos, nos miramos fijamente durante unos segundos y solté la libreta dejándola caer al suelo.

    -Pues si no leemos, algo tendremos que hacer. ¿Quieres que sigamos hablando?
    -No quiero hablar.
    -Entonces, ¿qué te apetece?

    No sé si eran las ganas que nos teníamos después de todo el tiempo que nos habíamos estado conteniendo, pero jamás había sentido tanto deseo por nadie y decidí no retrasar más lo inevitable.

    -Bésame-dije.
    -¿Es una petición? -dijo sonriendo.
    -No, es una orden.

    Aquel fue el inicio de algo que llevábamos deseando toda la tarde.
    A Marcos le gustaba provocarme mordisqueando mis labios para después acariciarlos suavemente con su lengua, enredándola con la mía y deteniéndose unos segundos, para iniciar de nuevo sus besos hasta convertir aquel juego en algo aún más excitante.
    La distancia entre nuestros cuerpos se acortaba cada vez más y la ropa empezaba a molestarnos.
    Deslicé mis manos hacia su cintura, subiendo la camiseta para ayudarle a quitársela y de manera un tanto torpe se deshizo como pudo de mis leotardos.
    Estaba resultando complicado movernos en un sofá de dos plazas y empecé a sentirme incómoda.

    -Para, Marcos para… esto no está bien- dije incorporándome.

    Marcos me miró confundido sin entender mi reacción.

    -Si vamos a hacer esto, tenemos una cama donde podemos estar mucho más cómodos, aquí no hay espacio suficiente.

    Marcos exhaló un suspiro y sonrió negando con la cabeza mientras me miraba con cierto alivio.
    Reconocí en su mirada ese brillo de deseo que tenía la noche de mi cumpleaños.
    Tiró de mi haciendo que me levantase del sofá casi de un salto y me sujetó por la cintura.
    Le observé detenidamente y me pareció que estaba especialmente atractivo aquella tarde, tenía el pelo más largo de lo habitual, aunque seguía llevándolo corto, pero más alborotado y se había dejado crecer un poco la barba.
    Acaricié sus mejillas con las yemas de mis dedos.

    -¿Te molesta?
    -No, de hecho, creo que me gustas más así.

    Fuimos directos a la habitación sin parar de besarnos, y nuevamente, no podía dejar de tocarle.
    Paseé mis manos por su cuerpo rozando su entrepierna con cierto descaro y él apoyó la espalda contra la pared.
    Prolongué allí mis caricias sin dejar de mirarle a los ojos, recorrí su cuello con mi lengua, de un modo casi obsceno mientras sentía que su respiración se agitaba cada vez más.
    Marcos me giró colocándome de espaldas a él, me rodeó con uno de sus brazos y con la otra mano me levantó la falda del vestido, deslizándose después por debajo de mi vientre hasta colarse en mi ropa interior, provocando que abriese ligeramente las piernas de manera instintiva.
    Ahora era yo quien no podía controlar la respiración, sujetó mi cuello mientras lo besaba y yo me incliné hacia atrás, apoyando la cabeza en su hombro y mi mente se perdió en lugares a los que solo podía llegar cuando él me tocaba.
    De pronto detuvo todos sus movimientos y me giró de nuevo frente a él.
    Se deshizo de mi vestido, y solo su voz me trajo de vuelta a la realidad.

    -Deberíamos ir un poco más despacio, quiero disfrutar de esto.
    -Si eso es lo que quieres, despacio será entonces- susurré en su oído.

    Le besé en los labios y después en el cuello, rodeé su cuerpo acariciándole los hombros y la espalda y después seguí deslizándome por su torso hasta llegar a su cintura.
    Estábamos junto a la cama, me senté en el borde mientras desataba el cordón del pantalón lentamente.
    Marcos permanecía inmóvil, observándome un tanto desconcertado por mi atrevimiento, pero sin perder la sonrisa, muy atento a todo lo que sucedía.
    Yo misma estaba un poco sorprendida por aquella ausencia de timidez, pero Marcos me atraía tanto y conectábamos de tal forma, que conseguía llevarme a ese punto en el que me sentía tan confiada y atrevida que podía disfrutar del sexo sintiéndome segura y libre de hacer lo que quisiera, pero sin dejar de ser yo.
    Esa era la clase de complicidad que existía entre nosotros, desaparecían los miedos y la vergüenza.
    Solo existían nuestros cuerpos, queriendo complacernos uno al otro sin pensar en nada más.
    Y eso es lo que hice, porque complacerle a él también me hacía disfrutar a mí.
    Observar sus gestos, sentir su respiración agitada mientras susurraba mi nombre, acariciando mi pelo y dejándose hacer.
    Marcos se entregó a mi voluntad, era yo quien marcaba el ritmo, quien tenía el control y me gustaba esa sensación de poder sobre él.
    Sujetó mi cara con las dos manos, dirigiendo mi mirada hacia él y provocando que me incorporase, interrumpiendo así aquel momento con la clara intención de retrasarlo todo un poco más.

    ¿Estás bien?- pregunté.
    -Nunca he estado mejor- respondió mientras seguía acariciando mi pelo.

    Me rodeó con sus brazos colocando una mano sobre mi espalda, me desabrochó el sujetador y avanzó tumbándome sobre la cama, acomodándose hasta quedar sentado sobre mis caderas.
    Sujetó mis brazos por encima de la cabeza, aproximándose despacio a mi boca para después besarme con intensidad.

    -Es mi turno- dijo con una sonrisa traviesa mientras se humedecía los labios.

    Me estremecí al sentir su lengua húmeda y cálida paseándose por mi piel, desde mi cuello hasta el ombligo, deteniéndose allí unos segundos para juguetear con mi piercing.
    Continuó deslizándose al mismo tiempo que se deshacía de la única prenda que me quedaba puesta.
    Apoyó sus manos en mis rodillas, apartándolas a un lado, besando y acariciando mis muslos hasta hacerse un hueco entre mis piernas.
    A Marcos le gustaba tanto como a mi tener el control, y a mí, para qué negarlo, me gustaba cedérselo.
    Me entregué de la misma forma en que él lo había hecho antes conmigo, sometida totalmente a sus manos, a su boca y al placer que me proporcionaban.
    Mis músculos poco a poco se contraían, podía notar la falta de aire en los pulmones provocando que mi respiración se acelerase, hasta que no pude más y mi cuerpo se liberó de aquella tensión dejándome totalmente rendida ante él.
    Me temblaban las piernas y me costaba controlar la respiración, pero no tuve mucho tiempo para recuperarme.
    Marcos se recostó sobre mi cuerpo, alojándose en él y provocando que arquease mi espalda, suprimiendo el poco espacio que quedaba entre nosotros.
    Apoyó una de sus manos sobre la cama pasando el otro brazo por debajo de mi cabeza y yo hundí mis manos en su pelo al mismo tiempo que comenzaba a acompañar sus movimientos.
    Él no dejaba de sonreir mientras se mordía el labio, provocando en mí una necesidad urgente de sus besos.
    Me incorporé ligeramente para besarle y giré sobre su cuerpo recuperando el control mientras me acomodaba entre sus caderas, con las manos sobre su torso, moviéndome despacio.
    Marcos me miró desafiante y provocador, sonreí creyendo haber ganado la batalla, pero él aún no la había dado por perdida.
    A los dos nos gustaba aquel juego y eso aceleró aún más el ritmo, apenas un minuto después intercambiamos de nuevo las posiciones.
    Sujetó mis manos entrelazando sus dedos con los míos, volvía a estar sometida a él, siempre por voluntad propia, lo único que quería en aquel momento era dejarme llevar por todas las emociones que estaba experimentando.
    Cerré los ojos concentrándome en los latidos de su corazón, cada vez más acelerado, en cada roce de su piel contra la mía y me abracé a él, intentado aferrarme a esa sensación el máximo tiempo posible, hasta que los dos terminamos exhaustos sobre la cama.
    Aun sentía el peso de Marcos sobre mi cuerpo, intentando recomponerse mientras seguía abrazada a él.
    Se recostó a mi lado, atrayéndome hacia su cuerpo y enredando sus manos en mi pelo.
    Continué con los ojos cerrados unos segundos más, intentando obligar a mi memoria a retener cada instante vivido aquella tarde.

    -¿Soy yo, o hace demasiado calor aquí? -dijo intentando retirar las sábanas que habían quedado revueltas entre nosotros.
    -Creo que es culpa nuestra. Puedes darte una ducha si quieres.
    -Solo si tu entras conmigo.

    Negué con la cabeza mientras intentaba taparme disimuladamente con la sábana.

    -Después de lo que acaba de pasar aquí ¿vas a decirme que ahora te da vergüenza que nos duchemos juntos?

    Sabía que tenía razón, pero esa timidez que una hora antes había desaparecido por completo, regresó de nuevo y era muy difícil deshacerse de ella.
    No me agradaba demasiado la idea, en la habitación no había más luz que la poca que entraba por las ranuras de la persiana, pero en el baño todos esos defectos que yo veía en mi cuerpo quedarían expuestos ante él.
    Marcos no estaba dispuesto a aceptar un no por respuesta.

    -Ni lo sueñes- dijo entre risas.

    Me sujetó la mano, obligándome a levantarme de la cama para llevarme hasta el baño.
    Estiré el otro brazo lo suficiente como para poder alcanzar la sábana y cubrirme como pude con ella.
    Abrió el grifo del agua y se acercó a mí, tirando de la sábana para dejarla caer al suelo.
    Encogí los hombros y crucé los brazos sobre mi pecho, bajando la mirada al sentirme un poco sonrojada, pero Marcos seguía insistiendo en no dejarme actuar así.
    Me cogió de la mano instándome a seguirle hasta el interior de la ducha, el agua comenzó a caer sobre él, mojándole el pelo y resbalando por su cuerpo.
    Le abracé apoyando mi cabeza en su espalda, rodeándole con mis brazos, Marcos se giró lentamente, sujetó mi cara con sus manos y me besó en los labios suavemente, dedicándome después su sonrisa más dulce.

    -Conmigo no tienes que avergonzarte Lucía, ya te lo dije una vez, me gusta todo de ti.
    -Bueno, no creo que las lorcitas, las estrías y la celulitis sean algo agradable para nadie.
    -A mi todo eso me da igual, y a ti tampoco debería importarte. Para mi eres perfecta tal y como eres y no cambiaría nada.

    Acarició mi piel con delicadeza, recreándose en esas zonas en las que todos mis defectos se concentraban.
    En su mirada había respeto, admiración y deseo, me hizo sentir cómoda y comprendí que con él no tenía nada que esconder.
    Unos minutos después Marcos salió de la ducha y cogió un par de toallas, se puso una en la cintura y me envolvió con la otra, sujetándome entre sus brazos.
    Una gota de agua resbaló por su pelo bajando hacia su cuello, la atrapé con mis labios, besándole mientras me acomodaba en su pecho.

    -Quizás no te lo he dicho lo suficiente, pero me gustas mucho Lucía, y me vuelves loco cuando me tocas y cuando me besas. Poder disfrutar de tu cuerpo ha sido alucinante, tengo mucha suerte, tanta que casi no me lo puedo creer.

    Después de vestirnos regresamos al salón, ya había anochecido y Marcos tenía que irse.

    -Aún no me he marchado y ya estoy deseando volver a verte- dijo.

    Acordamos vernos al día siguiente y nos despedimos en la puerta con un beso largo y profundo.
    Esa noche me acosté estando convencida de que, hasta ese momento, aquel había sido el mejor día de mi vida.

    Playlist Spotify Marcos y Lucía

    Responder
    Moetsi
    Invitado
    nesi89
    Invitado
    nesi89 on #204981

    Capitulazo!!!! ??? ???

    Responder
    LaChilena
    Invitado
    LaChilena on #204984

    Aaaaaaay!
    Que calor hace aquí!
    Pedazo de capítulo!!

    Con ansias espero que pase la demana luego!

    Responder
    M. Ángeles
    Invitado
    M. Ángeles on #204998

    hace calor aquí o soy yo!!!!!! ?????, a sido impresionante.

    Responder
    Pat
    Invitado
    Pat on #205001

    ??????

    Responder
    Moetsi
    Invitado
    Moetsi on #205019

    Jajaja M.Angeles, Estás como Marcos ¿eh? ???

    Echo de menos el hastag #QuieroUnMarcosEnMiVida aunque creo que podríamos cambiarlo por #QuieroUnMarcosEnMiCama :P

    Responder
    Marsoñadora
    Invitado
    Marsoñadora on #205070

    Moetsi tus relatos tienen algo bueno y algo malo. Lo bueno es que escribes muy bien y siempre tenemos ganas de leer más, lo malo es que Lucía nos da mucha envidia y queremos un Marcos para nosotras jajajjaa

    Responder
    Lila
    Invitado
    Lila on #205234

    Ainssssss preciosooo!!!! Cómo me gusta que él esté locamente enamorado de una chica como Lucía que es como tantas de nosotras, con nuestros kilitos, nuestras inseguridades y complejos.
    ¡¡Bravo!!

    Responder
    Científica empedernida
    Invitado
    Científica empedernida on #205724

    Capitulazo!!

    Hasta ahora no había tenido tiempo de sentarme a leerlo lentamente…me ha encaaantado!! Me paunto a #quierounmarcos en mi vida (cama incluída). Ahora mismo Lucía me da muuuucha envidia.

    Enhorabuena Moesti, te has salido con este capítulo!!! para mi gusto ha sido lo justo de picardía dejando un poco a nuestra imaginación…sublime!

    Me declaro fan empedernida tuya!! jajja

    Responder
WeLoversize no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta web por colaboradores y usuarios del foro.
Las imágenes utilizadas para ilustrar los temas del foro pertenecen a un banco de fotos de pago y en ningún caso corresponden a los protagonistas de las historias.

Viendo 10 entradas - de la 1 a la 10 (de un total de 11)
Respuesta a: Marcos y Lucía: capítulo 9
Tu información: