Las Gordas follamos con más ganas

Yo y mis teorías. 

He de decir que en muchos de los casos contrasto estas afirmaciones con amigos y conocidos porque además de ser una mujer espléndida (sinónimo de generosa, grande y sabrosa) soy muy curiosa y me encanta hablar de sexo.

“Las tías gordas son aún más inseguras, se tapan, se cubren, luz apagada y esas movidas” Le oía a un amigo el otro día, y sí, puede que tenga razón. Puede que nos cueste más confiar físicamente en nuestra pareja sexual, porque, déjame que te cuente una cosa: toda nuestra vida nos han contado que nuestro cuerpo no es válido, que debemos esconderlo, que debemos vestir de oscuro y que debemos avergonzarnos de algo que no nos podemos quitar: nuestro cuerpo.

¿Quién pretende que una chica con todas esas percepciones acerca de su cuerpo, llegue a una cama, se lo quite todo y empiece a botar a persiana subida? Quizás el problema no está en nosotras, quizás el problema está en las personas que son incapaces de mirar más allá de la lógica o las causas por las cuales no me quito el sujetador para follar. ¡Ojo! Ojalá fuera lo normal, eso querría decir que en general somos más libres de lo que a la sociedad le gusta, pero entre tú y yo: no suele pasar.

Algunas tardamos 2 citas en sentir esa confianza con nuestra pareja sexual y otras un año, eso siempre depende de tu pareja sexual y de tu situación actual. ¡Ahora bien! ¿Qué sucede cuando esa confianza se establece? Déjame que te explique algo: Tenemos tantas ganas de poder sentirnos libres que cuando nos dejan saborear un poco de esa libertad, se nos va de las manos.

Algunos machitos dicen que las mejores mamadas las hacemos las chicas que estamos por encima de la talla 40 porque se nos da bien comer y porque tenemos muchas inseguridades que compensar. ¡Como lo oyes! 

Más allá de esas gilipolleces yo creo que todo reside en una razón muy concreta: Pocas veces tenemos la libertad de disfrutar libremente de nuestro cuerpo. Y cuando nos sentimos plenas y cómodas con una pareja sexual,  disfrutamos y nos implicamos mucho más. Lo deseamos todo, pedimos lo que queremos, cómo lo queremos y lo damos todo. En muchas ocasiones lo hacemos con cierta ansiedad porque hacía tiempo que no podíamos follar sin prejuicios.

“No voy a ponerme así, que se me marca la celulitis” “No quiero que se ponga encima y vea como se me mueven las tetas de lado a lado” “Así no que se me marca la tripa”. Todas esas frases empiezan a desaparecer cuando te permites ser libre y es entonces cuando tu pareja debe temer por su cama. 

No hay mejor follada que la que te pega una tía que se ha estado escondiendo y que ahora sale al ruedo a comerse, follarse y reventar al torero. Y sí, esto también me lo han contado mis amigos.

M_arbinaga (Insta)