Marcos y Lucía: capítulo 13

Inicio Foros Querido Diario Relatos Marcos y Lucía: capítulo 13

  • Autor
    Entradas
  • Moetsi
    Participante
    Moetsi on #211744

    Uno de los fines de semana que dedicamos a nuestros amigos organizamos la cena con ellos.
    Esa noche noté a Belén un poco incómoda.
    Conmigo se comportaba como siempre, pero no se integró demasiado con mis amigas, y menos con Susana, a la que miraba con recelo viendo la buena relación que tenía con Alberto, algo que pareció no gustarle demasiado, aunque Susana no se sentía atraída por él, simplemente se llevaban bien y habían adquirido cierta confianza.
    Después de cenar decidimos salir a tomar algo, Belén había quedado con sus amigas, entre las que estaba Silvia, a la que yo, lógicamente, no invité a la cena.
    No habíamos vuelto a verla desde el cumpleaños de Marcos, pero sabía que él estaba conmigo, Belén le había contado todo.
    Tanto Marcos como yo la saludamos con normalidad, ya que estábamos todos juntos intentamos que las cosas fuesen bien, pero Silvia no fue especialmente simpática conmigo, directamente entre nosotras nunca hubo ningún problema, pero supongo que me veía como la culpable del rechazo de Marcos.
    No era justo, pero en cierto modo, podía entenderla.
    Desde el momento en que llegamos y Belén se reunió con sus amigas, su actitud cambió, nos apartó un poco del grupo y pareció convertirse en otra persona, hizo un par de comentarios poco afortunados respecto a Susana y eso, unido a la situación tensa con Silvia, me hizo sentir incómoda.
    Marcos se dio cuenta, al igual que Alberto, era muy evidente que allí nadie estaba a gusto.
    Marta, Elena y Susana estuvieron de acuerdo conmigo cuando les sugerí que nosotras podíamos irnos a otro bar, hablé con Alberto y con Marcos, pero los dos se negaron, y Alberto, algo enfadado, le reprochó a Belén su comportamiento, algo que no debió hacer delante de todo el mundo.
    Lo que había empezado como una cena tranquila entre amigos se convirtió en un enfrentamiento entre ellos del que yo parecía ser la responsable por haber querido reunirlos a todos.
    Decidimos marcharnos, pero le pedí a Marcos que se quedase con Alberto allí, si se venían con nosotras iba a ser mucho peor.
    Aquella cena fue la peor idea que tuve en mucho tiempo, y las consecuencias fueron mucho más grandes de lo que creímos aquella noche.
    Marcos y yo seguíamos como siempre, con nuestras rutinas, nuestros fines de semana juntos, nuestras citas de lectura…
    Entre nosotros nada había cambiado, pero si cambió lo que nos rodeaba y eso de algún modo empezó a afectarnos.
    Cuando coincidía en el bar con Alberto y Belén, ella a penas me dirigía la palabra y la cosa empeoró cuando Silvia apareció de nuevo, si estaban juntas, todo eran miradas y susurros, algunos días ni siquiera se sentaban en la misma mesa en la que estábamos nosotros.
    En ese tiempo yo ya tenía cierta confianza con la hermana de Marcos, que solía pasar algunas tardes en el bar también, así que después de varios encuentros incómodos, las veces que coincidía con ellas, me apartaba y me quedaba hablando con Rocío o me marchaba un poco antes de lo habitual.
    A Marcos no le gustaba que lo hiciese, y una noche discutimos por esa razón.

    -Es que no entiendo por qué te vas- dijo.
    -Pues porque me hacen sentir incómoda y prefiero apartarme.
    -El problema es que también te apartas de mí.
    -No es así, Alberto es tu mejor amigo y yo quiero respetar el tiempo que pasais juntos, además me cae bien y no tengo ningún problema en estar con él, pero si aparece en el bar con Belén y con Silvia, no quiero sentirme obligada a tener que soportarlas.

    Marcos no podía pedirle a Alberto que dejase de ir al bar con ellas, al fin y al cabo, Belén era su novia, y yo tampoco le hubiese pedido algo así. Solo quería que intentase entenderme, ellas no tenían ninguna intención de cambiar su actitud, así que decidí ser yo la que se retirase y evitar que Marcos y Alberto tuviesen un problema por una situación que ninguno de los dos había creado.

    -Es la primera vez que discutimos y ni siquiera es por nosotros- dije- no me gusta esto Marcos, no podemos dejar que nos afecte, yo solo quiero que cuando estemos juntos, estemos bien.
    -Entonces no te alejes, te necesito a mi lado Lucía- dijo abrazándome.

    Fueron días un poco complicados, pero con el paso del tiempo todo parecía normalizarse.
    Silvia, Belén y yo nos ignorábamos cuando coincidíamos, Marcos mantenía su relación intacta con Alberto y nosotros asumimos que, si no podíamos hacerlo juntos, disfrutaríamos de nuestros amigos por separado.
    Una tarde a primeros de mayo, quedé con Eva al salir del trabajo, llevaba insistiendo un par de días en verme y estaba nerviosa, tenía algo importante que contarme así que le dije que nos encontraríamos en el bar.
    Cuando llegué aún no estaba, me senté en la barra a esperarla y apareció un par de minutos después con mucha prisa y hablando desde la puerta.

    -¡Llego tarde, lo siento! Te lo voy a soltar rápido porque en cinco minutos llegará Álvaro y quiero que lo sepas antes de conocerlo. ¡Me caso!

    Extendió la mano dejando ver un precioso anillo de compromiso y yo me quedé mirándola sin saber qué decir.

    -Ya sé lo que estarás pensando- dijo- que estoy loca, que es muy pronto, que casi no nos conocemos… ¡pero es el hombre de mi vida Luci! Cuando me lo pidió no pude negarme porque Álvaro es todo lo que siempre he deseado, nos queremos y los dos lo tenemos claro. ¿No vas a decir nada?
    -¡Pero si no me has dejado hablar desde que has entrado!- reí.

    Tenía razón, me parecía una locura, apenas llevaban 4 meses juntos y me parecía muy pronto para comprometerse, pero si se querían y lo tenían tan claro, yo no era nadie para juzgarla.

    -Me alegro muchísimo por ti Eva, y solo puedo desearte lo mejor, espero que seas muy feliz con Álvaro.
    -¿Quién eres y qué has hecho con mi hermana? ¡No te reconozco! Tenía miedo de contártelo, la verdad es que me esperaba un sermón, pero me alegro de que no lo hagas.

    Marcos había escuchado toda la conversación, él y todos los clientes del bar, porque Eva no había parado de gritar desde que entró.
    Se acercó para traer las consumiciones y felicitó a Eva.

    -Podrías haber sido tu- respondió ella enseñándole orgullosa el anillo- pero has tenido mala suerte, mi novio apareció primero.

    Marcos rió llevándose la mano al pecho.

    -Me partes el corazón- dijo.

    Álvaro llegó justo en ese momento y Eva nos presentó.
    Era un chico muy atractivo, alto, rubio, de ojos azules, muy bien vestido, educado y simpático, parecía un príncipe azul sacado de un cuento de hadas, perfecto para Eva, ella que siempre había sido tan princesa.
    Me contaron que estaban organizando una fiesta de compromiso para hacerlo oficial, tenían pensado casarse en invierno, antes de terminar el año.

    -Será algo informal, no queremos una fiesta a lo grande, solo la familia más cercana y algunos amigos íntimos- dijo Álvaro.
    -Puedes traer un acompañante- dijo Eva- ¿sigues viendo a ese chico misterioso? Sería un buen momento para conocerlo.
    -A tu madre le va a encantar la sorpresa- dije con ironía- No sé si es buena idea Eva, pero si tanta curiosidad tienes por conocerlo, no hace falta esperar a la fiesta, puedo presentártelo antes, así podrás preguntarle tu misma si le apetece ir.
    -¿En serio?- dijo Eva emocionada- ¡lo estoy deseando!

    Vi a Marcos sonreir observándonos desde el fondo de la barra y le hice un gesto para que se acercase a nosotros.

    -Marcos, mi hermana quiere preguntarte algo.

    Eva me miró extrañada, tardó unos segundos en darse cuenta y cuando lo hizo, abrió tanto los ojos y la boca que su cara me hizo reir.

    -Pero… ¿tú?… ¿Y tú?…-dijo señalándonos a los dos- ¿Es él? ¡Qué fuerte! ¿Pero por qué me dejaste decirle el otro día todas las cosas que dije?
    -Porque cuando te pones preguntona no hay quien te pare.
    -Pero ¡si hasta le pregunté si te había visto con alguien! Y me dijo que no.
    -Te dijo que aquí solo estaba con él, y no te mintió.
    -Bueno, pero tampoco me dijo la verdad ¡No me lo puedo creer! Seguro que os estabais riendo de mí.
    -La verdad es que fue divertido- dije.

    Álvaro nos miraba del mismo modo que Marcos lo hizo el primer día.

    -¿Esto es normal?- le preguntó a Marcos señalándonos.
    -Me temo que si- respondió riendo.
    -Y tú- dijo Eva señalando a Marcos- eres peor que Lucía. Me dijiste que salías con alguien, pero se te olvidó decirme que era ella.
    -Podrías haber sido tú, pero has tenido mala suerte, tu hermana apareció primero- dijo guiñándole un ojo.

    Todos reimos y Eva, ya más calmada, le preguntó a Marcos si aceptaba la invitación a la fiesta, aunque por su forma de decirlo casi fue una amenaza.

    -Espero que después de esto, no te atrevas a negarte, tienes que venir a mi fiesta.
    -Será un placer- dijo.
    -Bueno, cuando conozcas a mi madre no sé si pensarás lo mismo- respondí.

    Eva y Álvaro se marcharon poco después y yo me quedé un rato más hablando con Marcos.

    -No tienes que ir si no quieres, te lo digo en serio. Eva ha insistido mucho, pero no te sientas obligado.
    -¿No quieres que vaya contigo?
    -No Marcos, no es eso. Me apetece un montón, pero me preocupa que mi madre se ponga impertinente y no es justo que tengas que pasar un mal rato solo por acompañarme. Si no fuera por Eva, ni siquiera yo asistiría.
    -Pues precisamente por eso no voy a dejar que vayas sola, prometo estar a tu lado y si en algún momento te sientes mal, te sacaré de allí, aunque para eso tenga que contarle alguna mentira a tu hermana.
    -Está bien… solo espero que mi madre se contenga un poco ese día, aunque solo sea por no estropearle la fiesta a Eva.

    Ese mismo fin de semana fui a casa de mis padres, Eva ya les había contado que asistiría a la fiesta acompañada, así que tuve que soportar un interrogatorio bastante intenso sobre quien era Marcos, a qué se dedicaba, dónde vivía y toda clase de información que mi madre parecía necesitar para decidir si era alguien digno de su aprobación.

    -Ya veremos si es tan bueno como parece, y si lo es, a ver cuánto te dura esta vez.

    Tuve que morderme la lengua, me había prometido a mí misma no caer en sus provocaciones, pero Eva me sorprendió y fue ella la que contestó.

    -Mamá, lo dices como si hubiese estado con 27. Marcos te va a encantar, es guapo y divertido y tendrías que ver cómo la mira, hasta yo me di cuenta sin saber que estaban juntos. Lucía ha cambiado, se la ve más feliz y estoy convencida de que Marcos tiene mucho que ver en eso. Si te fijases un poquito más en ella, te darías cuenta.

    Esa tarde me despedí de Eva con un abrazo, algo que no había hecho en años, y con los ojos llenos de lágrimas, por primera vez en mucho tiempo tuve la sensación de que en esa casa alguien se interesaba un poquito por mí.
    Eva tenía razón, en todo lo que había dicho de Marcos y en lo que añadió después, mi madre no me veía.
    Se limitaba a saludarme cuando iba a verla, despedirse cuando me marchaba y en medio, solo había reproches.
    Nunca me miró a los ojos, nunca me preguntó qué tal estaba, nunca mostró interés y no me conocía en absoluto porque no se fijaba en mí.
    Me acostumbré y me resigné sabiendo que necesitaba una madre que no tenía, pero al menos ahora podía contar con Eva.
    La fiesta de compromiso sería en julio, y coincidía al final de mis vacaciones de verano, ese año con las horas extras y los días libres que me quedaban del invierno, había acumulado tres semanas de descanso, era perfecto porque había planeado un viaje con las chicas y tendría tiempo para todo.
    Los tíos de Elena nos dejaron una casa que tenían en la playa y nos marchamos unos días a Ribadeo.
    Tuvimos mucha suerte porque normalmente la alquilaban todo el verano, pero ese año la habían estado reformando y no la terminaron a tiempo para hacer las reservas de julio.
    Era una casa grande de dos plantas, con varias habitaciones.
    En la parte de arriba había una terraza enorme que daba la vuelta a la casa, se accedía a través de las habitaciones y las vistas eran alucinantes.
    No hicimos grandes planes, eran días para descansar y desconectar de todo, así que nos limitábamos a no madrugar, preparar comidas sencillas, pasar el día en la playa si hacía bueno y salir a pasear por la noche.
    Los primos de Elena nos acompañaron algunos días, visitamos de nuevo la Playa de las Catedrales recordando aquel viaje loco de una noche y con ellos como guías, también pudimos ver algo de la zona.
    Marcos tenía clase, la academia no cerraba en todo el año, aunque le daban facilidades para modificar un poco los horarios durante el verano y como podía adelantar algunos ejercicios desde el ordenador de casa, lo planeó todo para poder tener tres días libres.
    Belén no tenía vacaciones hasta agosto, así que Alberto decidió unirse a Marcos y se vinieron a pasar esos días con nosotras.
    Llegaron el viernes al mediodía, y se quedarían hasta el domingo, para regresar todos juntos a casa.
    La primera tarde la pasamos en la playa, Alberto y Marcos se unieron a los primos de Elena, que habían organizado un partido de voleibol, y nosotras nos dedicamos a tomar el sol y darnos un par de baños aprovechando que ese día hacía más calor del habitual.
    Por la noche cenamos en un chiringuito cerca de la playa, habíamos ido varias veces allí porque había buen ambiente y nos gustó mucho la comida.
    Volvimos tarde a casa, pero nadie tenía sueño así que nos quedamos hasta bien entrada la madrugada charlando en el salón.
    El sábado por la mañana nadie madrugó, excepto Marcos que aprovechó los primeros rayos de sol para salir a correr un rato.
    Regresó cuando todos estábamos desayunando, observé la cara de Marta, Elena y Susana siguiendo a Marcos con la mirada, en silencio, mientras pasaba por delante de ellas con sus pantalones cortos, sin camiseta y la piel brillante por las gotas de sudor, pasándose las manos por el pelo y dedicándome un guiño y una sonrisa antes de desaparecer por las escaleras en dirección al baño.
    Las tres se giraron hacia mi casi al mismo tiempo y yo no pude evitar reir a carcajadas.
    Marcos se dio la vuelta, preguntando qué pasaba al escucharme.

    -Nada- respondí.
    -Es esta casa, que tiene muy buenas vistas- contestó Elena.
    -Cosas de mujeres…- dijo Alberto poniendo los ojos en blanco mientras suspiraba.

    Fuimos a comer a casa de los tíos de Elena que vivían muy cerca de allí en un chalet, habían organizado una barbacoa y tenían piscina, nos quedamos a pasar el resto del día con toda la familia.
    Era nuestra última noche en Ribadeo, los primos se unieron a nosotros y cenamos todos juntos en el chiringuito.
    Después dimos un paseo por la playa, Marcos y yo nos quedamos un poco separados del resto del grupo, caminamos tras ellos cogidos de la mano, lamentándonos por lo rápido que había pasado el tiempo.
    Cuando llegamos a casa subí a la habitación y dejé la bolsa con la ropa que habíamos llevado a la piscina, Marcos subió un par de minutos después, yo estaba en la terraza extendiendo las toallas para que terminaran de secarse.
    Se quedó mirando al mar, apoyado en el pasamanos.

    -El año que viene con suerte, tendré vacaciones normales, podemos volver aquí, alquilar esta misma casa y pasar unos días juntos.
    -Ya estamos juntos- dije colocándome a su lado.
    -Si, pero no solos. Casi no hemos tenido tiempo para nosotros.

    Apoyé mi cabeza en su hombro acercándome un poco más a él, empezaba a tener frío, a pesar de ser pleno verano estábamos en el norte y por la noche descendían bastante las temperaturas, aunque en el fondo me gustaba esa sensación.
    Me rodeó con sus brazos y me acurruqué en su pecho mientras él acariciaba mi espalda, intentando hacerme entrar en calor.
    Le besé en el cuello, en la barbilla y en los labios, percibí que tenía un sabor diferente en su piel, aunque agradable, quizás era por la sal del mar.
    Le observé detenidamente, su aspecto era distinto, todo en él resultaba más irresistible.

    -Te sienta bien la playa- dije- tus ojos parecen más claros y tienes la piel más dorada por el sol.

    Sonrió, paseando la yema de su dedo índice por mis pómulos y mi nariz.

    -Tú tienes más pecas y estás… un poco menos pálida- dijo riendo.

    Miré al cielo unos segundos, era una noche con magia, la luna parecía estar más cerca de la tierra, y nos cubría con su luz.
    De nuevo se activó mi reproductor mental, y una canción de Michael Bublé sonaba de fondo.

    And all the night’s magic seems to whisper and hush
    And all the soft moonlight seems to shine in your blush
    Can I just have one more moondance with you, my love
    Can I just make some more romance with you, my love
    Well, I want to make love to you tonight
    I can’t wait ‘til the morning has come
    And I know now the time is just right
    and straight into my arms you will run
    And when you come my heart will be waiting
    to make sure that you’re never alone
    There and then all my dreams will come true, dear
    There and then I will make you my own
    And every time I touch you, you just tremble inside
    And I know how much you want me that you can’t hide
    Can I just have one more moondance with you, my love
    Can I just make some more romance with you, my love

    -¿En qué piensas?- preguntó.
    -En una canción, en la luna, en hacer el amor, en tus abrazos, en quererte, y en que aún nos queda esta noche.

    Marcos respondió abrazándome aún más fuerte contra él, cerró los ojos suspirando profundamente y me besó con dulzura.

    -Una sola noche contigo ya no es suficiente Lucía, quiero poder hacer esto siempre, quiero todas las noches para nosotros.

    De nuevo sus labios se posaron sobre los míos, repartiendo besos suaves y cortos entregados con ternura, mientras su lengua inquieta y cálida se abría paso muy despacio rozando la mía.
    Sus dientes atraparon mis labios suavemente y una leve sonrisa se dibujó en su cara.
    Se detuvo unos segundos para observarme, con las pupilas dilatadas, atravesando mis ojos con su mirada.
    Rodeó mi cuello con sus manos, hundiendo los dedos en mi pelo y atrayéndome de nuevo hacia sus labios, que continuaron regalándome caricias y apropiándose de mi boca mientras nos dirigíamos al interior de la habitación.
    Su lengua se tornó ágil enredándose con la mía y su respiración se aceleró, un hormigueo me recorrió el cuerpo al sentir su aliento cálido descendiendo sobre mi cuello, quemándome la piel al mismo tiempo que sus manos deslizaban los tirantes de mi vestido, dejándolo caer al suelo.
    Sus besos no solo me proporcionaban un placer indescriptible incitando al deseo y a la pasión, me robaban el alma, atravesando todos los límites, dejando marcas imborrables en mi cuerpo y en mi memoria.
    Esa noche hicimos el amor de forma pausada, lenta y silenciosa, no hubo un solo centímetro de mi piel que Marcos no cubriese con sus caricias y con sus besos, mientras nos dedicamos miradas cómplices bajo la luz de aquella luna que seguía brillando con fuerza, solo para nosotros.

    -Voy a tener que pedirte que dejes de hacerlo.
    -¿El qué?- preguntó.
    -Lo que sea que haces en mi cabeza para que continuamente aparezcan canciones que me hablan de ti.
    -¿Otra vez? Vamos a tener que organizar una sesión musical cuando volvamos a casa, quiero escucharlas todas.

    Me dormí entre sus brazos, con aquella canción dando vueltas en mi cabeza, esta vez era Juan Luis Guerra quien le ponía voz a mis pensamientos, recordándome sus besos.

    Cuando te beso, todo un océano me corre por las venas.
    Nacen flores en mi cuerpo cual jardín
    y me abonas y me podas, soy feliz.
    Y sobre mi lengua se desviste un ruiseñor
    y entre sus alitas nos amamos sin pudor.
    Cuando me besas, un premio Nóbel le regalas a mi boca.
    Cuando te beso, te abres y cierras como ala de mariposa
    y bautiza tu saliva mi ilusión
    y me muerdes hasta el fondo la razón
    Y un gemido se desnuda y sale de tu voz
    le sigo los pasos y me dobla el corazón.
    Cuando me besas, se prenden todas las estrellas en la aurora.

    Fue muy especial compartir ese viaje, y poder pasar tiempo juntos con nuestros amigos, iniciamos el camino de vuelta con cierta tristeza y con la promesa de regresar el verano siguiente, algo que, por desgracia, no sería posible.
    Aproveché el resto de días que me quedaban libres para hacer limpieza en casa, realizar algunas compras, ir a la piscina, y ayudar a Eva con los últimos preparativos de la fiesta.
    Marcos seguía yendo a clase y solía ir a buscarme a la salida de la piscina, pero un par de tardes no pudimos vernos, Alberto empezó a tener problemas con Belén, a ella no le había gustado nada que él pasara esos días con nosotras, discutían mucho y cuando eso pasaba, Marcos quedaba con él, lo estaba pasando mal y necesitaba a alguien con quien hablar.
    Pensé en llamar a Belén, intentar ayudar de alguna manera, pero tenía la sensación de que, si me metía en medio, podía perjudicar más a Alberto, así que preferí mantenerme al margen.
    Un par de días antes de la fiesta acompañé a Eva al hotel que había reservado, como hacía buen tiempo, habían adaptado una terracita interior para el evento y la llamaron para enseñarle cómo había quedado.
    Lo habían decorado todo con estilo ibicenco, sillones de rafia, mesas bajas de madera blanca, una zona central donde servirían los aperitivos y una pequeña carpa al fondo, donde estaría el DJ pinchando música.
    No era demasiado grande, pero estaba muy bien organizado, suficiente para 30 invitados entre familiares y amigos, Eva estaba emocionada y todo era perfecto, tal y como ella lo había imaginado.
    El viernes por la tarde pude ver a Marcos un rato, me contó que Alberto había quedado con Belén al día siguiente, ella llevaba toda la semana sin cogerle el teléfono y sin querer verle, pero al final accedió a hablar con él.
    Marcos y yo quedamos en que pasaría por casa a recogerme a las siete y media, la fiesta comenzaba a las ocho y teníamos tiempo de sobra, pero no quería llegar tarde.
    El sábado después de comer empecé a prepararme, me había comprado un vestido negro tipo camisero, con estampado floral en rosa y anudado a la cintura.
    No solía ponerme muchos vestidos, pero aquella era una ocasión especial.
    Una hora antes de que Marcos llegase, ya estaba lista.
    Me puse un poco nerviosa cuando pasados diez minutos de la hora, Marcos no llegaba.
    No solía ser impuntual, imaginé que se habría entretenido arreglándose y esperé un poco más, pero cuando faltaban cinco minutos para las ocho le llamé y al no coger el teléfono, le envié un mensaje.

    “Marcos no puedo llegar tarde y no consigo localizarte, si no llegas en 5 minutos, pido un taxi. Llámame por favor”

    Eran más de las ocho y seguía sin saber nada de él, así que llamé a un taxi y me fui sola al hotel.
    Estaba llegando a la puerta cuando Marcos por fin, me llamó.

    -¡Lucía, lo siento muchísimo!
    -Marcos ¿estás bien? Estaba preocupada ¿Qué ha pasado?
    -Si, si tranquila, yo estoy bien. Es Alberto. Hoy quedó con Belén pensando que podrían arreglar las cosas, pero ella le ha dejado. Se ha presentado en mi casa algo bebido y muy nervioso, quería ir a buscarla al trabajo y yo no sabía qué hacer para retenerle así que le he quitado las llaves del coche. Estamos en el bar, ahora parece más tranquilo, pero no puedo dejarle solo en estas condiciones. Intentaré que se calme, lo llevaré a casa y me reuniré contigo en cuanto pueda.
    -Está bien, no te preocupes. No pasa nada si llegas un poco más tarde, deja a Alberto en casa, asegúrate de que está bien y después vienes.
    -Te llamo en cuanto deje a Alberto ¿vale?

    Todo el mundo estaba ya en la terraza cuando llegué, lo primero que hice fue buscar a Eva para explicarle lo que había pasado y disculparme con ella, mientras mi madre me recibía con un gesto de reproche señalando el reloj.
    No tardó en preguntarme por Marcos y no quise darle demasiadas explicaciones, me limité a decirle que llegaría un poco más tarde.
    La fiesta comenzó con un pequeño discurso que Álvaro y Eva habían preparado, explicando a todo el mundo cómo se conocieron, lo enamorados que estaban y las ganas que los dos tenían de formar una familia.
    Dieron algunos detalles sobre los preparativos de la boda, sería en diciembre, aprovechando los días festivos al inicio del mes, ya que algunos familiares de Álvaro vivían fuera de la ciudad y tendrían que desplazarse.
    Después del discurso saludé a algunos familiares, soportando la típica pregunta de “¿y tú para cuándo?”, como si casarse fuera algo obligatorio y hubiese una edad límite para hacerlo.
    Empezaron a servir la comida, el Dj comenzó la sesión y todo el mundo estaba relajado y divirtiéndose.
    Ya habían pasado casi dos horas y Marcos continuaba sin dar señales de vida, salí a la puerta del hotel un par de veces para llamarle, pero saltó el buzón de voz.
    Regresé a la fiesta intentando disimular mi cara de preocupación.

    -Ya decía yo que era demasiado bonito para ser verdad- escuché la voz de mi madre a mi espalda.
    -Mamá, Marcos ha tenido un problema y no podía llegar a tiempo, estoy intentando localizarle.
    -¿Tan importante es lo que está haciendo que no puede coger el teléfono? Menuda primera impresión está dando, dejándote plantada en la fiesta de compromiso de tu hermana. Todo el mundo preguntando por el novio de Lucía y yo, creyendo lo que me dijisteis Eva y tú la otra tarde, le aseguré a la gente que hoy estaría aquí, pero ya ves, mi hija pequeña otra vez sola y yo teniendo que quedar en evidencia con toda la familia.
    -Mamá por favor no te pongas dramática que no es para tanto, además esto no tiene por qué afectar a Eva. Ella no va a dejar de casarse porque Marcos no esté aquí.
    -Si ya sabía yo que esto pasaría Lucía. Nunca has sido capaz de mantener las cosas en su sitio y mucho menos a los hombres, primero con Alex y ahora con ese tal Marcos. Contigo hay cosas que no cambian, no sé ni para qué te molestas en intentarlo, todos terminan abandonándote. Será mejor que te hagas a la idea de que vas a quedarte sola, dudo mucho que a ese chico le importes, si así fuera, estaría aquí contigo y cuanto antes lo aceptes, mejor para todos.

    A pesar del volumen de la música y las conversaciones de la gente, mi madre hablaba tan alto que todos los que estaban alrededor pudieron escucharla mientras me soltaba semejante discurso.
    Por suerte Eva estaba al otro lado de la terraza y no se había enterado de nada.
    Me avergonzó delante de todo el mundo, aquellas palabras me parecieron puñales atravesando mi espalda, me hirieron, y estaba tan dolida y tan disgustada por toda la situación en general, que lo único que quería era salir de allí.
    Me dirigí a la salida, pero mi madre no parecía tener suficiente aún con todo lo que había dicho y me siguió.

    -Lucía no montes una escena ahora.
    -Me voy precisamente para no montarla.
    -Estás estropeando la fiesta de compromiso de tu hermana.
    -Eso es lo que te preocupa ¿verdad? Te da igual si yo lo estoy pasando mal o si a Marcos le ha pasado algo, a ti te da lo mismo todo, lo único que te importa es quedar bien, tener siempre la razón y que nada te estropee los planes. ¿Sabes que te digo mamá? Que estoy harta de tus desprecios, no quiero seguir escuchándote, no quiero tenerte cerca y no quiero verte, no te soporto más. Me largo de aquí, ya puedes volver ahí dentro y decirle a todo el mundo que tu hija es una desgraciada.

    La dejé con la palabra en la boca, me fui de allí sin ni siquiera despedirme de Eva, me monté en un taxi y me marché a casa.
    Había tenido que soportar muchas veces a mi madre hablándome con dureza, pero gritarme delante de todo el mundo, menospreciándome de esa manera y haciéndome sentir culpable de estropearlo todo, era demasiado.
    En cuanto cerré la puerta de casa me derrumbé, no podía dejar de llorar, tenía tanta rabia… y Marcos seguía sin aparecer.
    Le llamé una vez más, y de nuevo el buzón de voz.
    Le envié un mensaje, sin pararme demasiado a pensar en cómo sonaban mis palabras.

    “Cuando termines lo que sea que estés haciendo, no te molestes en venir a buscarme, la fiesta se ha terminado”

    Apagué el teléfono y lo tiré encima de la mesa.
    Intenté ponerme en su lugar, pensé que, si algo así le sucediera a cualquiera de mis amigas, yo también habría estado ahí para ellas, y esa parte la entendía, pero no podía evitar sentirme enfadada, ni siquiera se había molestado en llamarme y explicarme qué estaba pasando, no tenía ni idea de dónde estaba y por qué no se había presentado a la fiesta.
    Lo peor de todo fue darme cuenta de que yo también le había necesitado esa tarde y sin embargo me sentí más sola que nunca, porque Marcos no había estado ahí para mí, tal y como había prometido.
    Lloré tanto y durante tanto tiempo esa noche, que terminé agotada, quedándome dormida en el sofá.
    Me desperté sobresaltada al escuchar el timbre y miré el reloj, eran casi las cuatro de la madrugada.
    Descolgué el telefonillo sin imaginar lo que me esperaba al otro lado.

    Playlist Spotify Marcos y Lucía

    Canción Juan Luis Guerra


    Responder
    Moetsi
    Participante
    Sther
    Invitado
    Sther on #211760

    Aaaaayyy pero como me voy a quedar yo así está noche??!!! Oh my god!!!! Que intriga!!! Muchas gracias por este capitulazo, estoy deseando ya el siguiente

    Responder
    Alma
    Invitado
    Alma on #211763

    Madre mía… Nos vas a dejar con esta intriga durante mucho tiempo????!!!!!!!
    Capítulo 14 urgente!!!!!

    Responder
    Marga
    Invitado
    Marga on #211766

    ?? Por que?? Ahora está intriga una semana más… Así señor..

    Responder
    LaChilena
    Invitado
    LaChilena on #211771

    Nooooooooooo ????????????
    Pero qué haz hecho Marcos!!!
    Que ganas tengo de golpearlo!

    #YoQuieroUnMarcosEnMiVida(?)

    Responder
    M. ángeles
    Invitado
    M. ángeles on #211774

    mecaguen la mar!!!!! y nos dejas así???? va a ser una semana muy laaarrrgggaaa no

    Responder
    Lila
    Invitado
    Lila on #211851

    MADREEEEEE MÍAAAAA!!! me va a dar algo por tanta espera para saber por qué Marcos no había dado señales de vida y quién era a las 4 de la madrugadaaaaa!!! aaaahhhhhhhhhhh

    #YoQuieroUnMarcosEnMiVida

    Responder
    Lila
    Invitado
    Lila on #211852

    Ay, por cierto, que con la emoción se me ha olvidado comentar que ha sido un capítulo precioso, intenso, mágico….
    Cada día lo haces mejor, Moetsi ;-)

    Responder
    Moetsi
    Participante
    Moetsi on #212153

    He sido un poco mala con ese final jijiji
    Sé que estais impacientes, el próximo capítulo está en proceso ;) Intentaré terminarlo para el jueves.
    Ya va quedando menos para el final!
    Gracias por seguir leyéndome y por seguir dejando por aquí unas palabritas todas las semanas, que se agradecen mucho y animan a seguir escribiendo <3

    Responder
WeLoversize no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta web por colaboradores y usuarios del foro.
Las imágenes utilizadas para ilustrar los temas del foro pertenecen a un banco de fotos de pago y en ningún caso corresponden a los protagonistas de las historias.

Viendo 10 entradas - de la 1 a la 10 (de un total de 11)
Respuesta a: Marcos y Lucía: capítulo 13
Tu información: