Marcos y Lucía: capítulo 16

Inicio Foros Querido Diario Relatos Marcos y Lucía: capítulo 16

  • Autor
    Entradas
  • Moetsi
    Participante
    Moetsi on #217578

    En poco tiempo había perdido todo lo que tenía, nunca conté con el apoyo de mi familia, no tenía trabajo y ahora tampoco tenía a Marcos.
    No me gustaban los cambios y no los llevaba bien, siempre me gustó tener una rutina, no salir de mi zona de confort y sentir que lo tenía todo un poco controlado.
    Entendí mucho mejor a Marcos cuando me vi en su misma situación, ahora era yo la que tenía que empezar de cero, pero sabiendo por lo que él había pasado, me esforcé por verlo como una oportunidad para cambiar las cosas e intentar que mi nueva vida fuese algo mejor.
    No podía reemplazar a Marcos, pero había recuperado a Eva y me centré en mi futuro profesional, me esforcé en buscar algo que me motivase, tenía que encontrar mi sitio.
    Eva vivía en Avilés, cuando llegaron allí, enseguida se puso a buscar trabajo, pero con el embarazo había pospuesto sus planes.
    Aun así, el sueldo de Álvaro era bastante alto y con los ahorros que tenían se podían permitir vivir bien, tenían una casa grande de dos plantas con piscina privada, y aunque la playa estaba cerca, a Eva le gustaba poco ir, prefería quedarse en la piscina, así que pasamos muchas tardes allí, una de esas tardes me dio un mp3.

    -Creo que esto te animará, mi favorita es la primera. Ya sabes que bajo esta pinta de princesa pija escondo un alma rockera, es una canción de Bon Jovi, it´s my life.

    This ain’t a song for the broken-hearted
    No silent prayer for the faith-departed
    I ain’t gonna be just a face in the crowd
    You’re gonna hear my voice when I shout it out loud
    It’s my life it’s now or never
    I ain’t gonna live forever
    I just want to live while I’m alive
    My heart is like an open highway
    Like Frankie said,I did it my way
    I just wanna live while I’m alive
    It’s my life
    This is for the ones who stood their ground
    For Tommy and Gina who never back down
    Tomorrow’s getting harder make no mistake
    Luck ain’t even lucky, got to make your own breaks

    Había muchas más y todas tenían letras animadas y positivas, me obligó a escuchar esa lista todos los días durante el tiempo que pasé con ella y aunque pudiese parecer una tontería, la música me ayudó.
    Los primeros días fueron duros para mí, me sentía perdida y lo único que hacía era pensar en Marcos.
    Eva no entendía por qué me había resignado de aquella manera, por qué había tomado la decisión de dejarle marchar.
    A ojos de los demás podía resultar complicado entenderlo, pero para mí la respuesta era simple, era lo que Marcos necesitaba.
    No esperaba que todo el mundo lo comprendiese, el amor se puede vivir y entender de formas muy diferentes y en la misma situación otros hubiesen tomado distintas decisiones.
    Ésta era la mía.
    Y estaba segura de no equivocarme, al igual que también sabía que el hecho de que Marcos se alejara de mí, no hacía que dejara de quererme, después de hablar con él, estaba convencida de ello.
    Al fin y al cabo, yo estaba haciendo lo mismo ahora y tampoco había dejado de quererle a él.
    No me gustaba alejarme de Marcos, no era lo que quería, simplemente sentí que era lo que tenía que hacer.

    -¿Pero dónde te deja eso a ti, Lucía?- preguntó Eva.
    -Eso no importa, lo que importa es que él necesita perdonarse, yo ya lo he hecho, no le guardo rencor por lo que ha pasado. No podría, porque ahora sé que las cosas que hizo mal no fueron a propósito. Pero si Marcos no es capaz de perdonarse, imagina cómo sería estar juntos, imagina una relación en la que la culpa siempre estuviese presente y no te permitiera mirar a los ojos a la persona que amas, recordándote todos los días que has cometido errores y sintiéndote mal porque piensas que no has sabido quererla.
    No quiero eso para Marcos y tampoco lo quiero para mí. Y estoy segura de que él piensa igual.
    -¿Y tú, te has perdonado?
    -Lo intento, me vino bien hablar con Marcos, aunque hay cosas de las que aún me siento responsable. Si algo he aprendido de todo esto, es que ninguno de los dos somos perfectos. Aun así, le quiero Eva, y no hay nada que desearía más en el mundo que estar con él, pero a veces simplemente, no puede ser.

    Parte de esa culpa que sentía había quedado atrás después de hablar con él, pero sí que había algo que aún me atormentaba.
    En el momento no entendí muy bien por qué no fue capaz de hablar conmigo y contarme que estaba mal, pero después me di cuenta de algo.
    Siempre vi a Marcos de una manera un tanto irreal, le idealicé y creí que era tan perfecto, que nunca me paré a pensar que él también podía tener sus debilidades, y ese fue mi error, creer que la única que podía tener problemas era yo.
    Siempre recurrí a Marcos, siempre me apoyé en él pensando que era el fuerte, el que no necesitaba ayuda y puede que, con mi actitud, aun sin pretenderlo, añadiera más presión a su estado.
    Yo también había cometido errores, los dos nos equivocamos y supongo que los dos teníamos culpa de la que deshacernos.
    No hablé con él en todo el tiempo que estuve fuera de casa y tampoco fueron muchas las veces que hablé con Rocío, pero cuando lo hacía, siempre me hablaba de Marcos.
    Me contó que estaba mucho mejor, cuando a ella le dieron el alta en el hospital, Marcos volvió a casa de sus padres.
    Ayudó a Rocío con Dani mientras ella se recuperaba y volvía a quedarse algunas tardes en el bar.
    No había faltado a clase ni un solo día, Alberto pasaba a verle a menudo y le ayudaba a estudiar, repasaban juntos los test y habían salido algunas tardes a correr o a montar en bici.

    -Parece que vuelve a ser él, aunque a veces le noto triste, sé que te echa de menos. Dice que extraña verte por aquí y que le gustaría saber si estás bien pero no se atreve a llamarte así que soy yo quien lo hace. He pasado muchas horas hablando con él, me ha contado todo lo que pasó la última vez que hablasteis y no voy a juzgar vuestras decisiones, solo espero que sepáis lo que estais haciendo. Ya hace tiempo que te fuiste Lucía, todos te echamos de menos.
    -Estoy bien, vine aquí por mi hermana y también por mí, y me ha venido genial para pensar, para estar tranquila y para no sentirme sola, pero pronto volveré a casa, creo que ya es hora.

    Después de aquella última conversación con Rocío me sentía un poco más aliviada, y supe que había tomado la decisión correcta.
    Marcos estaba mejor, y a medida que su sentimiento de culpa disminuía, el mío también.
    Habían pasado las semanas sin apenas darme cuenta y lo que iba a ser una visita de unos días, se convirtió en algo más de dos meses con Eva.
    Regresé a casa a finales de agosto teniendo un poco más claro lo que quería.
    Durante el verano visitamos muchos pueblos de Asturias, había muchas fiestas locales y en casi todos los lugares organizaban mercadillos artesanales, me encantaba pasarme horas viendo todo lo que hacían, y me sirvió de inspiración.
    Valoré muchas opciones, pero la idea que más rondaba por mi cabeza era la de montar mi propio negocio de decoración y artículos hechos a mano.
    Podría vender esas figuritas que tanto me gustaba modelar y buscaría a otros artesanos que quisieran vender sus artículos en mi tienda.
    Vendería también esas velas y ambientadores con los que me había obsesionado en la última feria que visité con mi antiguo jefe y añadiría algunos artículos de papelería, complementos y decoración para el hogar.
    Tenía algunos ahorros, estaba ilusionada y no tardé en empezar a organizarlo todo.
    Una de las tardes que fui a visitar a Estela, de camino a la tienda vi un local en alquiler, y me pareció perfecto.
    Sabía que era un buen sitio para abrir un negocio, era un barrio tranquilo pero céntrico, y había mucho comercio por la zona.
    No lo pensé demasiado y llamé a la inmobiliaria, el precio del alquiler estaba bien, además habían hecho reforma y todo estaba nuevo, así que un par de semanas después ya tenía local y empecé a gestionar todo el papeleo.
    Elena me contó que su primo Carlos pasaría unos meses en la ciudad, y me propuso llamarle para que me aconsejara, él trabajaba en un estudio de interiorismo y le habían contratado para la reforma de un hotel, pensé que me vendría bien su ayuda.
    Quedé con él una mañana para enseñarle el espacio y contarle algunas de mis ideas.
    Toñi me habló de un almacén de muebles de segunda mano, algunos eran antiguos y había que restaurarlos, pero los precios eran muy asequibles, a Carlos le pareció buena idea y me acompañó a elegir algunos para la tienda, quedamos en varias ocasiones y me ayudó mucho con los preparativos.
    El local estaba a un par de calles del bar, uno de los días que había quedado con Carlos, vi a Marcos en la puerta jugando con Dani.
    Caminé deprisa intentando cruzar la calle lo más rápido posible y Carlos se dio cuenta de que algo pasaba.

    -¿Ese no era el chico con el que estabas el verano pasado? Recuerdo haberle visto en casa de mis padres.
    -Si, era él. La última vez que nos vimos nuestra despedida fue bastante triste. Ya hace un tiempo de eso, y no sé si ahora estoy preparada para verle, no sabría qué decirle.

    Carlos tenía novia y nunca había mostrado interés por mí, pero sí que teníamos cierta complicidad, y aunque no lo dije en ese momento, también me preocupó un poco la idea de que Marcos me viese con él y pudiera confundirse y pensar que existía algo entre nosotros.
    Estábamos a finales de septiembre, había estado tan centrada en organizar todo lo de la tienda en el último mes, que ni siquiera había pensado en la posibilidad de volver a encontrarme con Marcos.
    No me había olvidado de él, ni mucho menos, pero supongo que, sin darme cuenta, poco a poco empezaba a hacerme a la idea de que ya no estábamos juntos.
    Cuando regresé de Avilés escribí a Rocío para decirle que había vuelto a casa, le conté mis planes sobre la tienda, pero no había vuelto a hablar con ella, así que unos días más tarde quedamos para enseñarle el local.
    Aún faltaban un par de cosas, todavía tenía que gestionar papeleo, recibir algunos pedidos pendientes y terminar de colocarlo todo, pero esperaba poder abrir en un mes.

    -Te avisaré el día de la inauguración, me gustaría que estuvieses aquí.
    -¡Pues claro que sí! Y ahora que vuelves al barrio, espero verte por el bar alguna vez- dijo Rocío.
    -Claro, echo de menos el café de tu padre. Dile que iré pronto a hacerles una visita.

    Me habló de Marcos como hacía siempre, le faltaban pocos días para presentarse de nuevo a las oposiciones y me dijo que estaba un poco nervioso.
    Ese fin de semana las chicas me insistieron para que le llamase o pasara a verle por el bar, pero no quise hacerlo, lo que menos necesitaba Marcos era que yo le desestabilizara apareciendo así de pronto, y menos en ese momento.
    Esperé a saber el resultado y cuando Rocío me dijo que había aprobado el primer examen, quise enviarle un mensaje.

    “Hola Marcos. Rocío me ha contado que aprobaste el primer examen, sé que te has esforzado mucho por conseguirlo y quería felicitarte. Me alegro mucho por ti ¡suerte con el resto!”

    Respondió unos minutos después.

    “Hola Lucía, esta vez espero hacerlo bien, ha sido solo la primera prueba, aún queda lo más difícil, pero estoy contento. Gracias por el mensaje y por los ánimos.”

    Me entristeció pensar que después de todo lo vivido, nuestra relación había quedado reducida a un par de mensajes cordiales, recordé cuántas veces tuve dudas porque no quería perder a Marcos, y asumí con pena que todos mis miedos del principio habían resultado ciertos, y odiaba tener razón.
    La licencia del local tardó más de lo previsto y la apertura de la tienda se retrasó hasta finales de diciembre.
    En esa fecha Marcos ya había realizado todas las pruebas de acceso, pero aún no sabía los resultados.
    Organicé la fiesta de inauguración unos días antes de Navidad.
    Susana, Marta y Elena vinieron con Carlos, Estela se acercó al salir de trabajar, Toñi también estaba allí, Maite, la dueña de la librería, Vicente y Loli, que se turnaron en el bar para poder acercarse a ver la tienda, y Rocío, que fue la última en llegar.
    Sobre las diez todo el mundo comenzó a marcharse, Rocío estaba fuera en la puerta hablando con Maite, cuando vi llegar a Marcos.
    Hablaron durante un par de minutos y Rocío le abrazó con alegría mientras él no dejaba de mirar al interior de la tienda.
    Sonreí al verlos y fue inevitable pensar en lo guapo que estaba Marcos, y lo nerviosa que me seguía poniendo cada vez que lo veía.
    Habían pasado varios meses desde la última vez que hablamos, y aunque los dos supimos cosas del otro, era mucho tiempo sin vernos y sentirnos cerca.
    Le hice un gesto con la mano, invitándole a pasar.

    -Es bonita, me gusta y el olor me recuerda a tu casa- dijo al entrar mientras observaba todo con detalle- siento haberme presentado así, pero tenía que contarle algo a Rocío, en realidad también quería contártelo a ti.
    -Supongo que tiene que ver con tu examen.
    -Acaban de notificarme el resultado y he pasado todas las pruebas, entraré en la academia en febrero.
    -¡Cuánto me alegro Marcos! Sabía que podías hacerlo.

    No pude evitar acercarme a él y abrazarle, cerrando los ojos mientras él me sujetaba con fuerza, exhalando un suspiro.

    -En parte ha sido gracias a ti- dijo.
    -No te quites méritos, esto lo has hecho tu solo, estoy muy orgullosa de ti y tú también deberías estarlo.

    No lo hacía de manera continuada, pero volvía a mirarme a los ojos, aunque su mirada era diferente, más triste, más apagada.

    -Aún tengo tu libreta- dijo.
    -Quédatela, por si alguna vez necesitas recordar todas las cosas buenas que hay en ti.
    -Oye Lucía, sé que no puedo aparecer cuando quiera y pretender que estés dispuesta siempre a verme, pero ¿crees que podremos hablar algún día? Puede que…no sé ¿tomar un café juntos?

    Dudé por un momento, pero al final acepté, no habíamos hablado en mucho tiempo y después de todos estos meses, aunque tenía un poco de miedo por cómo resultaría, sabía que nos debíamos al menos una última conversación.

    -Estos días con el jaleo de la tienda y las navidades a la vuelta de la esquina, no voy a tener mucho tiempo, pero si quieres cuando pasen las fiestas podemos quedar una tarde. ¿Te parece bien?
    -Me parece perfecto.

    Marcos se marchó unos minutos después con Rocío y cuando me quedé sola en la tienda, pensé en aquel abrazo, fue algo momentáneo, pero sentir a Marcos tan cerca de mí durante unos segundos, llenó un poquito el vacío que notaba desde que nos habíamos separado.
    Aunque también pude darme cuenta de que algunas cosas habían cambiado, no sabía muy bien cómo explicarlo, pero sentí algo diferente, algo de lo que no fui consciente hasta que volví a encontrarme con él.
    El lunes era mi cumpleaños, y recibí un mensaje de Marcos a primera hora de la mañana.

    “¡Felices 27! Supongo que esta noche lo celebrarás con una de tus cenas navideñas, pásalo muy bien. Un beso.”

    “¡Muchas gracias! Este año no hay celebración, con tanto trabajo no he tenido tiempo de organizar nada, pero esta noche cuando llegue a casa me tomaré una copa de vino a tu salud.”

    Pensé en mi madre, siempre era la primera en felicitarme, aunque esta vez no lo esperaba, hacía más de un año que no hablaba con ella.
    Ya no me importaba demasiado, lo que si echaría de menos sería la cena de cumpleaños y pasar esa noche con las chicas, aunque este año había perdido un poco la ilusión.
    Era el primer día de apertura oficial de la tienda, y tuve bastante trabajo durante toda la jornada, estaba contenta porque el inicio no podía haber sido mejor.
    Cerré a las ocho y media y pensé en quedarme un rato más ordenando algunas cosas.
    Estaba cerrando la caja cuando escuché unos golpecitos en el cristal, alcé la vista y vi a Marcos en la puerta, con una magdalena de chocolate en la mano y una vela encendida sobre ella.

    -¿Qué haces aquí?- dije mientras abría la puerta.

    Era evidente, pero aun así me sorprendió verle.

    -Es tu cumpleaños, he venido a celebrarlo contigo. Siento no tener nada mejor, espero que esto sirva- dijo ofreciéndome la magdalena.
    -Te lo agradezco, de verdad, pero no sé si esto es buena idea Marcos… ni siquiera hemos tenido la ocasión de hablar.
    -Lo sé Lucía, sé que no debería estar aquí, pero haz como si este día no contara, mañana podremos continuar como si no hubiera pasado, pero hoy déjame hacer esto, sé que es un día especial para ti y no quiero que lo pases sola.

    Suspiré con cierta resignación mientras Marcos me miraba sonriendo y me rendí ante aquel gesto, soplé la vela y le devolví la sonrisa.
    No podía negar que, en el fondo, me había hecho ilusión que tuviera ese detalle conmigo.

    -La verdad es que estaba siendo un cumpleaños un poco triste, me alegra que estés aquí.
    -Pues termina lo que estés haciendo y vamos a celebrarlo. Hay un bar de tapas en esta misma calle, podemos ir a tomar algo y hablar sobre cosas que no tienen importancia durante un ratito. ¿Crees que podemos hacerlo?
    -Sí, supongo que sí.

    Cuando llegamos al bar, pedimos un par de tapas y unas cervezas y nos sentamos en una mesa, charlamos durante un buen rato sobre la tienda, las oposiciones, el embarazo de Eva… hablamos sobre muchas cosas, pero no sobre nosotros.
    Salimos de allí casi una hora después, Marcos se ofreció a llevarme a casa, pero preferí que no lo hiciera, aunque acepté que me acompañase y caminamos en dirección a la parada de autobús.
    Era extraño pasear a su lado de nuevo y no sabía muy bien cómo comportarme, miré de reojo a Marcos, que caminaba con las manos metidas en los bolsillos y la mirada baja, también estaba nervioso.
    Faltaban unos minutos para que llegase el autobús y ninguno de los dos decía nada, como si no quisiéramos despedirnos y terminar con ese paréntesis que habíamos hecho al pasar unas horas juntos.

    -Lucía…
    -Marcos…

    Los dos hablamos a la vez y reímos al interrumpirnos.

    -Tu primero- dijo.
    -Solo quería agradecerte lo que has hecho hoy por mí. Creí que no sería buena idea, pero me ha gustado pasar este ratito contigo. Quería que lo supieras. Y tú, ¿qué ibas a decirme?

    Percibí un ligero brillo en su mirada y ese gesto que me resultaba tan irresistible, Marcos se mordía el labio inferior y una sonrisa se dibujó en su cara.

    -Marcos, no…
    -¿Tú crees que sería un error besarte ahora?- dijo.
    -Uno muy grande, porque si lo haces, no seré capaz de negarme y no podemos confundirnos de esa manera, no sería justo para ninguno de los dos.
    -He cometido muchos errores Lucía, pero me niego a creer que besarte sea uno de ellos.

    Sujetó mi cara entre sus manos, atrayéndome hacia sus labios que se posaron en los míos lentamente, poco a poco sus manos se deslizaron enredándose en mi pelo y aquel beso se volvió intenso, cálido y profundo, aumentando los latidos de mi corazón y erizándome la piel.
    Cerré los ojos y me dejé llevar, no luché, no me resistí, no quise apartarme, me entregué a ese placer como tantas veces había hecho, con todo el amor y el deseo que sentía por Marcos.
    Durante unos segundos el mundo entero dejó de existir, solo estábamos Marcos y yo, y deseé que aquel instante fuera eterno, pero esa sensación desapareció en el momento en que nuestros labios se separaron.
    Marcos me miró fijamente a los ojos, con el firme convencimiento de que aquello no había sido un error y sonrió despidiéndose al mismo tiempo que el autobús abría sus puertas.

    -Feliz cumpleaños Lucía, y feliz Navidad.
    -Feliz Navidad- respondí.

    No pude decir nada más, me giré a tiempo de evitar que Marcos viese que las lágrimas comenzaban a resbalar por mis mejillas y me subí al autobús, sintiéndome culpable por haber tenido aquel momento de debilidad.
    Ese día fue especial porque él estuvo ahí y pasar ese tiempo juntos me hizo sentir bien durante unas horas, ojalá un beso bastara para deshacerlo todo, pero nada había cambiado, la realidad seguía siendo la misma y esa noche, después de ese beso, lo supe.
    Marcos parecía recuperar poco a poco esa parte de él que había perdido, y sin embargo yo ya no me sentía la misma que era unos meses atrás.
    Había empezado a construir una vida nueva y lo había hecho sin Marcos a mi lado, convencida de que él también debía continuar su vida sin que yo interfiriese en ella.
    No podía dejar que creyese que todo volvía a ser como antes, porque para mí ya no era así.
    Tenía que hablar con él y tenía que hacerlo pronto.
    Justo después de Navidad escribí a Marcos y quedamos ese mismo sábado en mi casa.
    Estaba muy nerviosa y aún más cuando él llegó, ni siquiera sabía cómo empezar la conversación.

    -Me sorprende que me hayas pedido que venga a tu casa- dijo.
    -Así podemos hablar tranquilos, además ya sabes que aquí siempre me he sentido más segura.

    Marcos se sentó en la barra de la cocina, saqué un par de bebidas y me senté a su lado.

    -¿Estoy aquí por lo que hice ayer?- preguntó.
    -Estás aquí porque necesitamos hablar de nosotros, al menos yo necesito hacerlo. La última vez que hablamos, dijiste que alejarte de mí sería lo mejor, y no creía en ello, no era lo mejor para mí, pero lo acepté porque era lo que tu necesitabas.
    -Necesitaba tiempo para cambiar las cosas que no estaban bien, para poder mirarte a los ojos sin sentir vergüenza por ser la persona en la que me había convertido.
    -Lo sé, de verdad que lo entiendo, y mírate ahora, lo has conseguido Marcos, te esforzaste por cambiar y ahora estás bien, y lo hiciste sin mí. Y yo tuve que hacer lo mismo, hace unos meses sentí que lo había perdido todo y tuve que empezar de cero. De algún modo, los dos hemos aprendido a reconstruir nuestras vidas por separado.
    -Lo único que quería era recuperar mi vida tal y como era y eso te incluye a ti Lucía. He pensado en ti todo este tiempo, en estar contigo y en que estemos bien.
    -Lo intentamos Marcos, pero no funcionó, porque cuando tú estabas preparado para una relación, yo no. Y cuando yo lo estuve, tu necesitabas alejarte de mí. Y no lo digo como un reproche, por mi parte ya no hay rencor, ni culpa, y los malos recuerdos han desaparecido. Pero ahora nuestras vidas son distintas, tú estás centrado en tu trabajo y en tu carrera, y yo sigo intentando rehacer mi vida. Necesitamos una estabilidad que no tenemos, dentro de poco tendrás que irte, entrarás en la academia y cuando termines, lo más probable es que te envíen fuera. Y una relación a distancia ahora lo complicaría todo aún más. Volvemos a estar como al principio y así no podemos empezar nada, porque ya sabemos cuál sería el resultado.
    -Si pudiera encontrar la manera de arreglar esto… lo estropeé todo.

    Acerqué mi mano a la suya, sujetándola con fuerza.

    -No, no hagas eso otra vez. Si cometimos algún error, fue el de elegir mal el momento, y fue algo que decidimos los dos, porque nos queríamos y nos pudieron las ganas de intentarlo, así que no sigas culpándote. No tenemos nada de lo que arrepentirnos, hicimos lo que pudimos, lo intentamos, simplemente no salió bien.
    -Sigo queriéndote Lucía, sigo queriendo tenerte cerca.
    -Lo sé, y yo también te quiero Marcos, nunca he dejado de hacerlo, pero querernos no es suficiente.
    -Lo peor de todo es que sé que tienes razón, pero me niego a aceptarlo tan fácilmente. No puedo creer que esto se acabe así.
    -No quiero que pienses que para mí está siendo fácil…

    Tuve que hacer una pausa antes de seguir hablando, ya no podía contener las lágrimas, y apenas podía soportar la presión que sentía en el pecho.

    -Me rompe el corazón pensar que ya no existirá un nosotros. De verdad creí en esto Marcos, de verdad creí que nuestro destino era estar juntos, pero no ha sido así.

    Marcos se levantó y me rodeó con sus brazos, me abracé a él sin poder controlar el llanto.

    -No llores Lucía, no soporto verte así.

    Permanecimos abrazados unos minutos, hasta que conseguí calmarme un poco.

    -Sé que no tiene sentido que diga esto, pero aún no puedo decirte adiós, no quiero despedirme de ti, no quiero que te vayas- dije.
    -No tengo que hacerlo ahora, no lo haré si no quieres. Si ésta es la última vez que vamos a estar juntos, nos merecemos un poco más de tiempo.

    Acaricié su mejilla y le besé en los labios, notando el sabor salado de las lágrimas que aún humedecían mi rostro, Marcos las limpió y me besó de nuevo con calidez.
    Los dos sabíamos que aquel era el final, pero no tenía por qué resultar tan amargo, tenía razón, nos merecíamos un poco más de tiempo para mirarnos a los ojos, para recordar todo lo que fuimos y todo lo que sentimos mientras estuvimos juntos.
    Esa noche hicimos el amor una vez más, compartimos caricias, besos y miradas, fuimos solo nosotros, Marcos y Lucía, amantes, amigos y confidentes.
    Durante unas horas apartamos la pena, el dolor y la tristeza, y nos deshicimos de toda la culpa que nos podía quedar, intentando dejar un buen recuerdo de nuestra despedida.
    Esa fue la última vez que vi a Marcos, salió por la puerta de mi casa llevándose con él todo el amor que alguna vez pude sentir por alguien.
    Tenía el corazón roto en mil pedazos y lo único que me quedó fue el consuelo de que nuestro amor fue real, verdadero, y que, al menos durante un tiempo, existió un nosotros.

    Playlist Spotify Marcos y Lucía


    Responder
    Moetsi
    Participante
    M. ángeles
    Invitado
    M. ángeles on #217586

    sinceramente……
    me rompes el corazón

    Responder
    Miritanet
    Invitado
    Miritanet on #217588

    Ohhh ya no hay más????
    No por favor!!!

    Responder
    Marga
    Invitado
    Marga on #217593

    No me puedo creer que esto sea el final… Me muero.. No puede ser…

    Responder
    Moetsi
    Participante
    Moetsi on #217598

    Chicas calma!!!! Éste no es el final!!!
    No sé porqué todo el mundo lo piensa, aún quedan 2 capítulos!!!
    Entiendo que no os guste lo que ha pasado entre ellos ¡pero la historia no acaba aquí!
    Marcos y Lucía tendrá un total de 18 capítulos.
    Y puede pasar de todo ;)

    Responder
    Lila
    Invitado
    Lila on #217652

    ¡¡¡OMG!!! ???
    Espero que el hilo rojo del destino nos devuelva la fe en el amor ?

    Responder
    Mery
    Invitado
    Mery on #218389

    Ay por dios!! Que pensé que acababa así y casi me muero del disgusto!! Qué llorera!! Por favor, moetsi, el amor tiene que triunfar siempre. No nos haga sufrir.

    Responder
    lourdes jurado martin
    Invitado
    lourdes jurado martin on #222750

    Por qué no has publicado esta semana el capítulo? Me tienes en un sin vivir… No quiero que acabe, ojalá todas las mujeres tengamos una historia así de bonita y con esa intensidad

    Responder
    Moetsi
    Participante
    Moetsi on #222811

    Hola Lourdes!
    El capítulo 18, que es el FINAL, lo publicaré esta noche ;)
    Estás en el capítulo 16, te dejo enlace al 17 por si no lo has leído:

    https://weloversize.com/topic/marcos-y-lucia-capitulo-17/

    Responder
WeLoversize no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta web por colaboradores y usuarios del foro.
Las imágenes utilizadas para ilustrar los temas del foro pertenecen a un banco de fotos de pago y en ningún caso corresponden a los protagonistas de las historias.

Viendo 10 entradas - de la 1 a la 10 (de un total de 10)
Respuesta a: Marcos y Lucía: capítulo 16
Tu información: