La magia de la luna llena

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    ilenia on #295468

    La magia de la luna llena

    Esa noche decidió invitarme a cenar a uno de los restaurantes más caros de la zona. Después de más de media hora sentado en la mesa, aún no habíamos cruzado palabra. Me costaba reconocerlo, pues llevaba a su lado casi tres años, pero la magia entre nosotros dos se había acabado. No sé en qué momento ocurrió ni por qué, simplemente sabía que su mirada ya no me provocaba ningún escalofrió, ya cuando se acercaba lentamente hacía mí no me temblaban las piernas y cuando me acariciaba, no sentía como el aire me faltaba.
    –Esto no funciona–dijo expulsando un hondo suspiro de resignación. No supe a que se refería hasta que me miró a los ojos. Siempre supimos entendernos con una sola mirada.
    –Lo sé. Pero podrías haber acabado con esto antes de acostarte con tu secretaria-se quedó petrificado en su silla.
    No me importaba lo que hiciera con su secretaria. Ya no le amaba, ya no sentía que era capaz de dar mi vida por la suya. Pero si sentí mi orgullo de mujer herido cuando me percaté de lo que estaba sucediendo.
    Demasiadas llamadas fuera del horario de trabajo, demasiadas reuniones extraordinarias. Esa chica era tan descarada que se atrevía a coquetear con él incluso cuando yo estaba presente. Llegó un punto que lejos de molestarme, incluso me divertía.
    –Creo que siento algo por ella–al menos Cristian no era uno de esos tipos que intentaban negarte lo innegable y lo agradecía.
    –Espero que seas muy feliz–dije recogiendo mi bolso para marcharme. Aquello debía acabar antes de que los recuerdos me golpearan y las lágrimas se apoderaran de mis mejillas.
    –Carol espera. Yo te quiero.
    –Tú quieres el recuerdo de lo que fuimos. Pero no se puede vivir de recuerdos. Esta es la realidad y en ella ya no hay sitio para nosotros.

    Salí del restaurante y me apoyé en una de las barandillas. Respiré hondamente en busca de tranquilidad. No quería derramar ni una sola lágrima, pero todos los recuerdos no me lo estaban poniendo nada fácil. Sabía que estaba haciendo lo correcto, pero acostumbrarme a no volver a despertar junto a la persona con la que había pasado los mejores años de mi vida no sería sencillo, aunque ya no le amara.

    Miré al cielo, era una noche preciosa. Las estrellas brillaban con intensidad y la luna llena mostraba su mejor sonrisa. Esas eran mis noches preferidas.
    El reflejo de la luna en el agua fue una incitación a hacer algo inapropiado para la hora que era. Pero era joven y acababa de salir de una relación, me merecía cumplir aquel deseo.

    Bajé a la playa, me quité el calzado para caminar por la fina arena. Notaba como se metía entre mis dedos provocándome débiles cosquillas. Me acerqué a la orilla con cuidado, no quería que ninguna ola me sorprendiera.
    El agua estaba caliente, algo normal en pleno agosto. Mi deseo se incrementó. Iba a hacerlo, era lo que quería.
    Miré en todas las direcciones. Una vez que me aseguré que por allí no había nadie y estaba en una zona lo suficientemente oscura como para pasar desapercibida, comencé a desvestirme hasta quedar completamente desnuda. Doblé mi ropa con cuidado y dejé las prendas íntimas encima para que no se llenaran de arena.
    Me fui adentrando en el mar hasta que mi cuerpo estuvo totalmente cubierto por él. Tomé aire y me hundí unos cuantos segundos. Quería sentir cada poro de mi cuerpo empapado por el agua mientras la luna me espiaba. Toqué el reflejo de la luna y después miré el cielo soltando un gran suspiro de alivio. Sentía como mi cuerpo se liberaba de toda la tensión acumulada.
    No sé cuánto rato estuve allí metida. No deseaba salir pero tampoco quería acabar con la piel arrugada. Solo cuando comencé a nadar hacía la orilla, me percaté de lo mucho que me había adentrado. Antes de salir volví a hundirme por última vez esa noche.

    Di unos cuantos pasos hacía mi ropa, pero me quedé estática. No podía caminar. El aire había huido de mis pulmones, mi corazón retumbaba en mi cerebro. A un metro escaso se encontraba el hombre más atractivo que jamás había visto. Era alto, fuerte e iba perfectamente afeitado. Su pelo negro azabache era una invitación a entrelazar mis dedos en él para atraer su boca lentamente hacía la mía, provocando que mis venas se convirtieran en un río de lava. Me detuve en sus ojos negros como la noche. Eran intensos y penetrantes, parecían tener la fuerza suficiente como para adentrarte en el abismo absoluto. Bajé hacía su boca. Sus labios carnosos se delineaban en una perfecta y arrolladora sonrisa que te invitaba a probarlos. Su piel parecía bronceada por horas de sol, pero aun así era más clara que la mía.
    Conseguí salir del embrujo en el que aquel desconocido me ha sumergido con sus ojos, su boca y aquel cuerpo el cual me moría por acariciar. Reaccioné intentando tapar mi desnudez.
    Fue en ese instante en el que me percaté de que lo que sujetaba con su mano izquierda era mi ropa.
    –Un baño satisfactorio–pude haberme desmayado en ese instante. Su voz era como una ligera caricia.
    –¿También te has bañado? –sigo sin entender porque hice aquella pregunta.
    –No ha sido necesario–dijo con media sonrisa a la vez que recorría cada centímetro de mi cuerpo con su mirada.
    A cualquier persona normal aquellas palabras acompañadas de esa mirada lasciva, le hubiese hecho entrar en pánico, sin embargo, sentí el deseo latente en mi entrepierna.
    –Dame mi ropa–intenté sonar firme pero mis piernas comenzaban a traicionarme.
    –¿Por qué? Así estas perfecta–dio un paso hacía mi manteniendo esa sonrisa que me invitaba al pecado.
    –Por favor, dame mi ropa–no pude evitar que mi voz fuera frágil.
    Dejó caer mi ropa al suelo y con su brazo derecho rodeó mi cintura atrayéndome hacía él. Apretó mi desnudez contra su pecho. No sabía qué hacer, que decir, como afrontar lo que estaba pasando. Menos aun sabía cómo aplacar el deseo arrebatador de mi cuerpo para hacer lo socialmente correcto.
    Con el pulgar de su mano derecha, acarició mi labio inferior, mandando sobre él descargas eléctricas. Tiró de mi labio hacía abajo abriendo mi boca. No era capaz de negarme a todo lo que me estaba haciendo sentir aquel desconocido.
    –Te deseo–susurró antes de lanzarse sobre mis labios. Fue un beso hambriento, cargado de pasión desde el primer roce. Una pasión contenida que acababa de explotar. Su lengua exploraba mi boca con gran avidez. Le rodeé el cuello con mis brazos y enredé mis dedos en su pelo apremiandole a profundizar el beso.
    Nuestras lenguas se entrelazaban a la perfección sin darse un segundo de tregua. Él me tenía estrechada entre sus brazos a la vez que acariciaba mi espalda con las yemas de sus dedos. Un gemido escapó de mi garganta y él reaccionó mordiéndome el labio inferior con ímpetu, pero sin llegar a producirme dolor sino una excitación que comenzaba a ser agónica.
    Mordió mi mejilla y segundos después volvió a asaltar mi boca con desesperación. De mis labios bajó a mi cuello. Lo lamia y mordía sin ninguna piedad. Me aferré a sus hombros con fuerza para evitar caer al suelo. Sus besos arrebatadores y sus caricias estaban dejando mi cuerpo extasiado.
    Me separó un poco de él y comenzó a desabrochar uno a uno los botones de su camisa mientras me miraban directamente a los ojos.
    Bajé la mirada, podía ver su pecho perfectamente delineado y ejercitado. Me moría por acariciarlo, por besarlo. Terminó de quitarse la camisa y la dejó caer al suelo, pero se detuvo
    –Nunca me he sentido de esta manera por una mujer, pero si me pides que pare en este preciso instante, me marcharé–no sabía cómo expresar con palabras mi respuesta, por lo que decidí actuar.
    Di un paso hacía él sin dejar de mirarle directamente a los ojos mientras esbozaba mi mejor sonrisa maliciosa. Quería demostrarle que no solo yo me iba a quedar sin respiración.
    Agarré la cremallera del pantalón y la bajé, acto seguido, metí mi mano derecha bajo su pantalón y acaricié su abultada entrepierna por encima de la tela del calzoncillo. Soltó un gemido de necesidad que me hizo sentir poderosa.
    Antes de que pudiera reaccionar, volvió a devorar mi boca. Mientras lo hacía se terminó de quitar los pantalones junto con los calzoncillos. Me apretó contra él y nuestra desnudez se convirtió en una. Bajó sus manos por mi espalda hasta mi trasero, lo estrujó con fuerza volviendo a recuperar el dominio.
    Tiró de mí hacía arriba y yo pegué un saltó para rodear su cintura con mis piernas. Sentí el roce de su pene en mi entrepierna y no pude evitar que el deseo se apoderara de mí. Solté un gemido desesperado y le mordí el cuello con fuerza. Me retorcí entre sus brazos mientras él se adentraba hacía el mar conmigo en sus brazos.
    Sentí el agua en mis pechos y unos segundos después mi alma abandonó mi cuerpo. Estaba chupando mi pezón derecho con vehemencia, segundos después pasó a mi pezón izquierdo, yo simplemente apretaba su cabeza contra mis pechos para que no parara.
    Me miró a los ojos y de una fuerte embestida entró dentro de mí. Creí llegar al éxtasis en ese instante, pero él no continúo. Nos dio unos segundos a ambos para recuperar el aliento.
    Volvió a embestirme con una dura estocada, comenzando un ritmo frenético, me embestía de forma salvaje e intensa. Mis gemidos quedaban ahogados en su boca, pues desde que había comenzado a penetrarme no había dejado de besarme, de apoderarse de mi boca con aquella urgente necesidad.
    Sentía el orgasmo cada vez con más fuerza. Era una sensación de desespero, una necesidad de explotar, que aquel desmesurado placer arrasara conmigo. Tres embestidas más y me deshice en sus brazos mientras no podía parar de gemir como una bárbara. Aceleró el ritmo y se vino dentro de mí soltando un gruñido desgarrador.
    Volvió a besarme, recibí sus labios gustosa, pero esta vez con más calma. Era un beso cariñoso, tierno que hizo que mi corazón diera un vuelco, cosa que me asustó.
    Salimos juntos del agua y en cuanto mis pies tocaron la arena, fue como volver a la realidad. Un sentimiento de culpa inundó mi pecho a tal extremo que mis ojos comenzaron a picar.
    Fui hacía mi ropa alejándome de ese hombre, pero antes de poder recogerla de la arena, sentí su mano sobre la mía. Frené en seco mis movimientos y observé esa unión. Tiró de mí y me apretó contra su cuerpo en un abrazo tierno y reconfortante. No entendía porque hacía aquello.
    –¿Dónde vas? –susurró en mi oído.
    –A mi casa–dije intentando con todas mis fuerzas que mi voz no se quebrara. Se separó de mí y me miró directamente a los ojos, como si pudiera atravesarme y ver mi alma.
    –Esto solo acaba de empezar y si lo deseas, no le pondremos final.
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    «Jugando con la ley» (1ª parte. Completa)

    Prólogo https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley/
    Capitulo 1: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-2/
    Capitulo 2: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-2-una-no-oferta-y-una-fantasia/
    Capitulo 3: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-3-un-sirope-y-escalofrios/
    Capítulo 4: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-4-control-de-alcoholemia-y-el-salto-del-tigre/
    Capítulo 5: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-5-un-deseo-desvelado-y-ojos-dilatados/
    Capítulo 6: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-6-un-hombre-de-champions-league-y-ajustar-cuentas/
    Capitulo 7: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-7-una-orden-y-un-limite/
    Capítulo 8: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-8-un-trago-de-cerveza-y-una-detencion/
    Capítulo 9: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-9-una-risita-y-una-noche-divertida/
    Capítulo 10: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-10-una-pared-fria-y-sospechas-confirmadas/
    Capítulo 11: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-11-mayday-mayday-houston-tenemos-un-problema/
    Capítulo 12: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-12/
    Capítulo 13: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-13-una-camiseta-peculiar-y-una-tumbona/
    Capítulo 14: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-cap-14-un-loro-chillon-y-veinte-segundos/
    Capítulo 15: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-capitulos-15-y-16/
    Capítulo 17 y 18: https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-capitulos-17-y-18/ç
    Capítulo 19 (final) https://weloversize.com/topic/jugando-con-la-ley-capitulo-final/
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    «Jugando con fuego» (2ª parte. En proceso)

    Capítulo 1: https://weloversize.com/topic/jugando-con-fuego-cap-1-2a-parte-de-jugando-con-la-ley/
    Capitulo 2: https://weloversize.com/topic/jugando-con-fuego-cap-2-estas-segura-repito-estas-segura/
    Capítulo 3: https://weloversize.com/topic/jugando-con-fuego-cap-3-una-mentira-y-un-perro-que-hace-la-croqueta/
    Capítulo 4: https://weloversize.com/topic/jugando-con-fuego-cap-4-sangre-en-los-labios/
    Capítulo 5: https://weloversize.com/topic/jugando-con-fuego-cap-5-detras-de-la-puerta-y-una-tarjeta/
    Capítulo 6: https://weloversize.com/topic/jugando-con-fuego-cap-6-12-horas-y-una-condena/
    Capítulo 7: https://weloversize.com/topic/jugando-con-fuego-cap-7-un-don-juan-y-una-decision/

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